José
Fernández
Periodista
Si no
fuera por la minuciosa e inolvidable descripción (pequeño, peludo, suave…) que Juan
Ramón hizo del burro Platero, no caería yo en el desacato de comparar la figura
del entrañable cuadrúpedo con la de la parlamentaria de IU por Almería, Rosalía
Martín, pero después de ver su algodonosa manera de pasar la mano por encima
del lomo de este primer año de gobierno bipartito PSOE-IU, no pueden caber
dudas acerca del dulce momento que vive la nueva poesía andaluza.
Fíjense
si sería golosa y suave a la hora de explicar en el Parlamento el balance anual
de esta doble, pero singular, conjunción de intereses en el gobierno andaluz,
que la también parlamentaria socialista almeriense Adela Segura se levantó del
escaño y le plantó un beso. Besadora y besada formaron, pues, una impagable imagen
parlamentaria que resume la alianza de voluntades progresistas en un gobierno
que, después de leer el sosegado y austero balance que ha hecho del mismo la
delegada del Gobierno de la
Junta en Almería, Sonia Ferrer, más se parece a ese otro
famoso verso del inmortal onubense que decía: “La ladera era de miel/de oro
encendido la viña/de oro vago el raso leve/del jaral de flores níveas”.
Todo
es soberbio, todo es fantástico y Andalucía es imparable. Ahora, que lo que también
debe ser imparable es el estupor de los camaradas de compromiso y lucha, de los
que corrieron de verdad y no de boquilla delante de los que soltaban estopa
griseando las calles, cuando ven a sus actuales dirigentes jugando a comunistas
pijos y comiéndose los mocos (en algunos casos ya ven que de modo literal) con
aquellos a los que, prometían, iban a regenerar por corruptos.
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