Diego
Cervantes
Exteniente
de alcalde del Ayuntamiento de Almería
“No
tengo inconveniente en pedir perdón…”, decía el alcalde de la capital, reconociendo
el fracaso de la concesión realizada a la empresa Telvent, por el servicio que
dio en llamarse la “Ciudad Digital “. El Ayuntamiento los ha despedido por su
ineficacia y nos enfrentamos a una reclamación que podría costarnos a los almerienses
algunos millones más.
¿Qué
pasó? El año 2003, la derecha se presentó a unas elecciones municipales, tras
una división interna producida por la separación del anterior alcalde del PP
que creó un nuevo partido, GIAL. La confrontación entre ambos fue durísima y el
gasto en propaganda elevado. El objetivo de unos era la mayoría absoluta y el
de otros conseguir los concejales suficientes para ser llave de gobierno.
Ocurrió esto último y Gial obligó al PP a formar un gobierno presidido por el
actual alcalde, donde les separaba lo personal pero no la ideología.
Al
comenzar la nueva corporación, todas las obras para los Juegos del Mediterráneos
estaban en marcha y por eso sorprendió la iniciativa de crear un nuevo
servicio, que en parte ya se daba, a través de una concesión por vía de
urgencia, sin concurso público, y designar a Telvent Interactiva S.A., del
grupo Abengoa, que había formulado la propuesta. La portada de este periódico
el día que se aprobó el acuerdo con los votos de la derecha menos dos ausencias
significativas de concejalas disconformes decía: “La Ciudad Digital nace
con acusaciones de corrupción”.
Al
no hacerse concurso público, el PSOE recurrió a los tribunales de lo
contencioso que le dieron la razón en primera instancia por un juez de Almería
y tras recurso al tribunal superior de Andalucía se dejaron las cosas tal cual,
no sin las quejas internas de jueces que sospecharon del poder de la empresa
sevillana. Ello da lugar, posteriormente, a una queja de IU al parlamento
europeo por evitar la libre competencia.
Los
servicios que debía prestar Telvent nos conducirían, según pregonaba aquel gobierno
con este alcalde, a la perfecta ciudad del siglo XXI, control de tráfico en tiempo
real desde una Central en El Toyo y paneles en toda la ciudad, una cartografía digital
para la gestión urbanística o catastro y todos los servicios digitales del propio
ayuntamiento (pagos electrónicos, certificados, etc.), así como servicios
turísticos y para empresas. Más adelante se le añadió, también sin concurso, el
sistema de comunicaciones de la Policía Local.
El
resultado para los Juegos fue de solo seis cámaras de televisión en la capital
mientras que la Dirección
General de Tráfico gastó 2,5 millones en el control de accesos
a la ciudad. El contrato a Telvent para 20 años ascendía al inicio a 27,7
millones de Euros y debía terminar en el 2015.
La
contraprestación ha sido mínima. De aquella operación quedan en la política el
alcalde y otros miembros del actual gobierno. Supuso un coste que solo ha
servido con seguridad para mejorar el balance de ingresos de los Benjumea y tal
vez para otros pagos. Los ciudadanos no estamos disfrutando de lo contratado. Pedir
perdón sin dar explicaciones no es suficiente. ¡Hay que exigir
responsabilidades políticas por este fraude!
Ya está, se ha tomado cinco vinos, el hombre no sabe qué dice. Ni caso bonito.
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