Iván Gómez
Jefe de Local de Diario de Almería
“No hay mayor mentira que la verdad mal entendida”. Lo decía el psicólogo neoyorquino William James y es aplicable al Corredor Mediterráneo, infraestructura que unirá la frontera francesa con Algeciras, que se reinventa cada cierto tiempo. Sin necesidad de que se pronuncie públicamente un sólo eurodiputado, ni siquiera en las redes sociales, ni de que el Ministerio de Fomento cambie un ápice sus planes, el eje por el que se pretende que salgan hacia el resto de Europa las hortalizas en el futuro es víctima una y otra vez de la suerte infoxicadora. Al más mínimo comentario, incógnita o insinuación sobre su desarrollo se encienden las alarmas de medio país y la bola de nieve empieza a crecer. Muchos datos y mapas se vienen cruzado en los medios de comunicación, las sedes de los empresarios y en los informes del principal lobby que es Ferrmed, pero el proyecto oficial, aprobado por la Unión Europea, no deja de ser uno y está colgado en la web de la Comisión de Transportes desde diciembre de 2011.
Por mucha incertidumbre que se quiera sembrar y por muchas infografías de líneas y puntos que se hayan dibujado en los últimos años no hay motivos reales, a día de hoy, para ver más infortunio donde sólo hay oportunidades en a medio y largo plazo. La Oficina del Parlamento Europeo debatió sobre “Redes Transeuropeas de Transporte (2014-2020)” en un seminario organizado el lunes en Valencia. Los eurodiputados y técnicos detallaron los proyectos prioritarios que se incluyen y que, por tanto, recibirán fondos comunitarios para su ejecución y el Corredor Mediterráneo, como no podía ser de otra forma, era uno de los principales. Ahora bien, se presentó un mapa con los nodos logísticos (los puertos y capitales más importantes) en el que no estaba pintado el trazado por la provincia de Almería y se interpretó como una exclusión sin lógica. Sin embargo, no hay nada más que consultar la página web de la Comisión Europea de Transportes y Movilidad para comprobar que todo sigue como estaba, en el mismo orden en el que se dejó, cuando se aprobó en octubre de 2011 la configuración de la Red Transeuropea (RTE-T).
La realidad es que el Corredor Mediterráneo sigue siendo el que en su día propusiera el ministro de Fomento, José Blanco, ante las instancias comunitarias y que después ha conseguido el apoyo del departamento que dirige su sucesora Ana Pastor. Era y es la “prioridad” del Gobierno y no ha cambiado en absoluto el trazado ni tampoco la inyección que va a recibir de la Unión Europea. En el periodo 2014-2020 habrá más de 31.700 millones de euros para los diez corredores transeuropeos, si bien la financiación siempre va a estar condicionada a lo aportado por el Gobierno. Un 40% de los fondos destinados a las obras del Corredor Mediterráneo saldrán de las arcas comunitarias, pero el 60% restante corresponderá al Ministerio de Fomento.
La eurodiputada socialista Inés Ayala me confirmó hace unos días que “todos los tramos del Corredor Mediterráneo, en el que se incluye el proyecto LAV Murcia-Almería, son susceptibles de ser financiados por Europa”, si bien deber ser el Ejecutivo el que los defienda para que puedan ser elegidos en Bruselas. Inés Ayala argumenta que con el Corredor Mediterráneo los eurodiputados del PSOE y el PP han ido de la mano en beneficio del interés general de nuestro país. En este mismo sentido se pronuncia el europarlamentario popular Luis de Grandes: “A estas alturas es prematuro decir que tramos van a percibir financiación, pero está claro que el de Almería, con tramos ya en en ejecución, es uno de los susceptibles de recibir los fondos de la Unión Europea”.
A raíz de la confusión sobre el mapa esquemático de los nodos, el que se dio a conocer durante el seminario de Valencia, todos los partidos se han querido anotar el tanto de la inclusión del eje entre Francia y Algeciras en las Redes Transeuropeas de Transportes. El PP asegura que ha sido obra del Gobierno de Rajoy y el PSOE que fruto de las negociaciones del Ejecutivo de Zapatero. Pero el Corredor Mediterráneo hoy es prioritario por la presión que en los últimos años ejercieron los empresarios de la mano del lobby Ferrmed. Su defensa obligó al Ministerio de Fomento a reforzar una apuesta que se inclinaba a otras conexiones ferroviarias y fue el ministro José Blanco el que lo llevó a Bruselas, al tiempo que blindaba el Corredor Atlántico garantizando la construcción del AVE a Galicia. La ministra Ana Pastor argumentó a mediados de marzo que “es la gran prioridad en este momento”, tras firmar un acuerdo para avanzar en el transporte de las mercancías en este eje con Francia, Italia, Hungría y Eslovenia. Han tenido que pasar sólo un par de meses para que se vuelva a cuestionar su futuro y a redibujar su trazado esquivando a la provincia, pese a la imposibilidad geográfica de tal proeza.
Políticos ahogados en un mar de dudas
No hacía falta nada más que consultar la página web de la Comisión Europea de Transportes y Movilidad. En uno de sus apartados recoge los mapas con la “versión correcta” (según indica siempre en inglés) del 19 de diciembre de 2011 de los corredores incluidos en la Red Transeuropea. Era tan sencillo como pinchar y comprobar el itinerario oficial en su página web. Sin embargo, las reacciones a la posible exclusión de Almería del Corredor Mediterráneo llegaron desde todos los partidos. Bajo perfil para unos políticos que deben informarse antes de hablar en público, pero no lo hicieron. José Antonio Griñán cargó contra el Ejecutivo de Mariano Rajoy, Rosalía Martín (IU) pidió la convocatoria urgente de la Mesa de las Infraestructuras y la delegada del Gobierno, Carmen Crespo, culpó al anterior gobierno socialista de dejar fuera del eje prioritario a la provincia. Gabriel Amat (PP) mandó a estudiar a Griñán antes de pronunciarse y no le faltó razón. Sin cambios ni recortes a la vista han generado un debate absurdo sobre algo irreal en con el que acaban ahogando en un mar de dudas a los ciudadanos.
El síndrome de la esquina
La Mesa de las Infraestructuras volverá a reunirse en el próximo mes de junio, una vez que, presumiblemente, ya haya llegado la respuesta del Ministerio de Fomento a la propuesta que los agentes sociales y económicos de la provincia le hicieron llegar para acortar los plazos de la línea de Alta Velocidad entre Almería y Murcia realizando una inversión adicional de alrededor de 237 millones de euros a lo largo de 2013 y 2014. Los 100 millones de euros contemplados en los Presupuestos Generales del Estado para este ejercicio son insuficientes para el inicio de obra nueva. Darían sólo para afrontar los pagos de las obras que están llegando a su fin en cuatro de los tramos. La Mesa de las Infraestructuras no quieren un parón en los trabajos y espera que el departamento de Ana Pastor atienda sus demandas y agilice los plazos previstos.
El presidente de la Mesa y Cámara de Comercio, Diego Martínez Cano, ha querido dejar constancia de que Almería y el Corredor Mediterráneo están incluidos en la Red Transeuropea de Transportes, tal y como le había reconocido el propio Carlos de Grandis, representante de la Dirección General de Transportes de la Comisión Europea, después de padecer varios días de debate estéril y confusión por el cruce de acusaciones de los dirigentes políticos almerienses sobre algo tan irreal como que la provincia había quedado fuera del eje prioritario. Sin embargo, aprovechó la cita con los medios de comunicación para recordar que siguen esperando respuesta del Gobierno al plan para cubrir “vacíos” presentado a finales de año. ”Estamos presionando para acortar los plazos porque sería terrible que la obra se parara. Es muy difícil arrancar”, precisó el responsable de la Mesa de las Infraestructuras al tiempo que recordó el compromiso de Fomento de que siempre habría un tramo en ejecución. Lo que ahora más preocupa a los empresarios almerienses es que el impulso al tercer carril desde Barcelona a Cartagena como una de las prioridades de la Comisión Europea, con un presupuesto de unos 1.400 millones, conlleve a una pérdida de fondos en la línea de Alta Velocidad entre Almería y Murcia. Pero no hay por qué desconfiar, al menos todavía. Es hora de dejar atrás el síndrome de la esquina.
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