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Los socialistas de "La Parra" recuerdan aquel momento


Iván Gómez
Jefe de Local de Diario de Almería

El 7 de mayo de 1988 se abrió una nueva etapa para el PSOE de Almería, la protagonizada por los guerristas que, encabezados por el sindicalista Nono Amate, el concejal vicario Antonio Bonilla y el presidente de la Diputación, Tomás Azorín, le arrebataron democráticamente la dirección del partido a los oficialistas que, en aquellos años posteriores a la Transición, representaban los borbollistas José Antonio Batlles y Paco Contreras. Eran otros tiempos, otra manera de hacer política. Un proyecto basado en las ideas y valores, en los principios de Pablo Iglesias, una filosofía de entrega al ciudadano y plena vocación de servicio que hoy demanda la ciudadanía, incluso el Rey Juan Carlos, en plena crisis del sistema y las instituciones públicas. La vieja guardia socialista de aquellos años, los herederos del guerrismo, con algunas bajas propias del paso del tiempo como las de Joaquín Pérez Siquier y José Luis Cruz Amario, se reunió ayer en el restaurante Cortijo Blanco de La Mojonera para celebrar una efeméride histórica para el PSOE de Almería, sobre todo teniendo en cuenta que hoy día la mayoría sigue estando en primera línea de acción política y electoral en beneficio siempre de su formación.

El alcalde de Vícar, Antonio Bonilla, el secretario general de la Agrupación de la capital, Fernando Martínez, el exportavoz del Grupo Municipal Socialista, Nono Amate, que sigue siendo miembro del Comité Director del PSOE de Griñán pese a insistir en su distanciamiento actual de la toma de decisiones políticas, y otros de los miembros de la ejecutiva de 1988 como Mari Carmen Ortiz, Pepe del Pino, Manuel de la Fuente, Pepe Céspedes, Charín Gurriarán, Marisa Zapata, Francisco Ruano y Bartolomé Flores, entre otros, compartieron ayer sus vivencias personales y reflexiones del socialismo hoy día en torno a la mesa. Y había mucho sobre lo que deliberar, el partido está más hundido que nunca y pretenden contribuir con su experiencia a levantarlo. Fernando Martínez, el flamante Giorgio Napolitano de la Agrupación Municipal, Antonio Bonilla y Nono Amate llegaban del Comité Director del PSOE de Andalucía celebrado en la tarde del lunes en Sevilla. Es como si no hubiera pasado el tiempo, debió pensar su gran amigo Pepe Griñán al verlos entrar en el Hotel Barceló Renacimiento de Isla de la Cartuja. El presidente de la Junta cree en las ideas y pensamientos del que fuera alcalde de Almería y no dudó en aprovechar la cita con los socialistas andaluces para felicitarlo por su reciente designación al frente del PSOE de la capital.

Pero hablemos de aquellos hombres que tomaron las riendas del socialismo en el quinto Congreso Provincial. Nono Amate llegó a la dirección del PSOE de Almería con 42 años y un largo bagaje sindical iniciado en 1977 como responsable de Prensa y Propaganda de la Unión General de Trabajadores (UGT). No dejó responsabilidad en el sindicato hasta días antes de la cita con las urnas, era una época, según ha reconocido años después, en la que existía la doble afiliación y se inclinaban más por el trabajo diario en la UGT. En 1988 y ante la crisis que atravesaba el socialismo dio el paso animado por una serie de compañeros como Tomas Azorín, Santiago Martínez Cabrejas y Antonio Bonilla. Su candidatura consiguió el apoyo del 69,04% de 227 delegados en representación de 92 agrupaciones de toda la provincia, mientras que la lista presentada a última hora por los borbollistas, con Paco Contreras al frente, se quedó en el 30,96% de los sufragios.

“El PSOE almeriense, en manos de los guerristas desde la madrugada de ayer”. Así titulaba el diario ABC su crónica sobre el congreso de La Parra el 9 de mayo de 1988. ¿Por qué dos días después? El triunfo estaba cantado ya desde el congreso provincial celebrado en febrero en Roquetas, sin embargo faltaba la confirmación oficial porque en política nunca se sabe. Casi 16 horas de debates, reuniones, negociaciones y posibles pactos en las que salieron a flote las tensiones entre las dos corrientes que aspiraban a la dirección del socialismo almeriense. Se iniciaron contactos para llegar a una lista de consenso, en presencia del secretario regional, Carlos Sanjuán, pero se rompió el acuerdo a última hora. Decidió la militancia con sus votos. En el Congreso de La Parra está la reazón del desencanto con el socialismo de José Batlles Paniagua. Un cuarto de siglo después todavía sigue buscando las razones de su caída en desgracia. Años después aseguró que no se permitía que nadie tuviera opinión propia y fuera por libre. A su juicio, era lo propio del guerrismo que tenía instalado en Almería a Fali Delgado, el secretario de Alfonso Guerra. Batlles había estado al frente del PSOE de Almería desde el Congreso de Alhama en 1981 tras la dimisión de José Gutiérrez. Fue reelegido en el Congreso de Retamar en 1984 con el 90% de los votos. Sin embargo, en el cónclave del hotel de Aguadulce no tuvo ni tan siquiera la opción de descuadrar las cuentas de los guerristas del momento.

La lista ganadora que salió de La Parra tenía como presidente al histórico José Tesoro Linares, Nono Amate como secretario general, Tomás Azorín como vicesecretario general, Antonio Bonilla como secretario de Organización, José Luis Cruz Amario como secretario de Formación, Joaquín Pérez Siquier como secretario de Cultura, Paco Ruano como secretario de Administración y Finanzas, Cristóbal Fernández como secretario de Estudios y Programadas, Pepe del Pino como secretario de Política Social, Pepe Céspedes como secretario de Política Institucional y Fernando Martínez como secretario de Participación Ciudadana, entre otros. También figuraban en aquella ejecutiva provincial los nombres de Ana Villegas, Santiago Martínez Cabrejas, Francisco Espinosa, Francisco Ruiz Orta, Marisa Zapata, Rosa Insua y Josefina del Aguila. La ponencia marco tuvo cuatro capítulos: el dedicado al análisis de la situación política (propuesta de integración de la política provincial en en marco de la comunidad), segundo y terceros sobreel desarrollo económico y social y el cuarto sobre la expansión del partido. Los guerristas venían de vencer en el congreso regional y eran una opción creciente en un PSOE que tenía 5.000 militantes.

En el Congreso de Tabernas de 1994 los guerristas ganaron con cierta polémica tras el abandono de los renovadores encabezados por Blas Díaz Bonilla. No lo aceptaban y no eran los únicos la Ejecutiva Federal también se posicionó en contra.  En aquellos de decadencia de los herederos del guerrismo hubo incluso amenazas de históricos militantes de dar el salto a Izquierda Unida, tal y como relató el ABC en enero de 1993. Entre los que estuvieron a punto de cambiar de aires estaban el entonces alcalde de Huércal, Francisco Díaz Casimiro, el expresidente de la Diputación y exsenador Antonio Maresca y el que fuera alcalde de Macael, Juan José Fornovi. La etapa del proyecto surgido en el antiguo hotel La Parra, con Amate y Bonilla al frente del partido, duró hasta la llegada de Martín Soler en 1997. De ahí en adelante fueron quince años del Clan de Cuevas, otra forma de hacer política que se cerró en brusco al ser desmantelada la ejecutiva provincial en el verano de 2011 por José Antonio Griñán y se inició la etapa de José Luis Sánchez Teruel. Hoy entre la militancia socialista almeriense hay más nostalgia de aquellos años del guerrismo y sus proyectos que del invento posterior. Pero los herederos del guerrismo, salvo excepciones, ya son pasado. Hoy son otros hombres y mujeres los que retoman sus ideas y valores. La muerte del último guerrista, como era conocido Joaquín Pérez Siquier, en febrero del pasado año, cerró aquella etapa de luces y sombras. Nono Amate, Antonio Bonilla y Fernando Martínez siguen en primera línea pero sin mayor ambición que legar el mejor partido a los jóvenes militantes. Son la vieja guardia que contribuirá a remontar el vuelo de un socialismo que vive el hoy es siempre todavía de Machado. 

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