José Fernández
Periodista
Como se puede ver en las obras de Homero, Baroja, Faulkner, Valente o incluso en
el mismísimo Mocito Feliz, para ser universal hay que ser antes local. En muchas
ocasiones son nuestras propias circunstancias las que nos permiten trascender
hacia valores y conceptos más amplios a través de la multiplicación y proyección
de esa intimidad más cercana. Ahora bien, si digo que hay que trascender es
porque resulta muy frustrante no querer o saber salir de la nave nodriza de
nuestra propia mismidad, creyendo así que nuestro propio ombligo es el mejor
contenedor del universo entero. Y no es así. A veces el exceso de pelusilla
emocional nos confunde y nos hace pensar que esas partes de nuestra vida son en
realidad el todo que espera el mundo entero. Y no es así, porque no somos tan
importantes ni tan determinantes.
La cruz ganadora este año |
Tenemos que tomarnos a nosotros mismos
con menos guarnición de solemnidad y trascendencia. Lo digo porque acabo
de leer que en Almería hay un grupo de cofrades que “está estudiando” no
presentarse el año que viene al concurso de cruces de mayo que organiza el
Ayuntamiento, enojados y en desacuerdo con el proceder del Jurado. Quizás haya
quien no pueda vivir con semejante incertidumbre pero creo que convendría
atemperar ánimos y asumir con más sentido deportivo lo que no es ni una
competición, ni una liga, ni un torneo deportivo, sino un amable y lúdico
divertimento del que todos salimos ganando. Pensar que un desacuerdo por adornos
florales puede acabar teniendo graves consecuencias para la ciudad es tan
cándido como pensar que una columna de prensa puede tener más peso que el papel
en el que se publica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario