Palabra de alcalde


Joaquín Jiménez
Portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Almería

LA palabra de honor ha quedado muy deteriorada, tras comprobar cómo los compromisos de Rajoy han sido pisoteados por sus ministros en una especie de aquelarre cuya víctima inocente son los ciudadanos. Pero romper promesas no es sólo prerrogativa del Gobierno, también en el ámbito local encontramos ejemplos gloriosos. Sin ir más lejos, nuestro alcalde lleva diez años incluyendo los mismos compromisos en su programa electoral; la mayoría de los ciudadanos lo sigue creyendo, y todo continúa igual. ¿Qué pasa con el casco antiguo? ¿Qué extraña maldición se cierne sobre los barrios históricos de Almería para que no hayan corrido igual suerte que el Albaicín de Granada, la Judería de Córdoba o Santa Cruz de Sevilla? ¿Y qué decir del Barrio Alto? ¿Qué ha impedido durante tantos años de mandato del Partido Popular realizar una actuación integral que devolviera la salubridad a estas casas, manteniendo la esencia de aquella Almería antigua?

La segunda fase de la Casa Consistorial y la reforma de la Plaza Vieja tendrían que haber sido una máxima de este mandato. El alcalde, recién reelegido en 2011, dijo que acometería las obras "a pulmón" y que después exigiría a la Junta de Andalucía su parte. Pues dos años más tarde, ni una cosa ni la otra. A los almerienses no les importa qué vericuetos legales deben recorrer los proyectos, lo que quieren es un alcalde de palabra, que promete y cumple, aunque luego, convenio en mano, reclame lo que considere oportuno a la Administración correspondiente. 

Y qué gran engaño el del Barrio Alto. A pesar de que parte de los beneficios de la venta del Toyo tendría que haberse invertido en esta zona deprimida y sin embargo tan céntrica, anuncian una mínima actuación, que en absoluto resuelve las reclamaciones vecinales. No es tolerable que hayamos pasado de un Plan de Reforma Interior consensuado con los vecinos, que se tenía que haber ejecutado en varias anualidades, a una operación de maquillaje, que -casualidades del destino- coincide con la parte más golosa, frente a La Rambla, ésa que más interesa a los promotores urbanísticos, personajes ya habituales de este patio de comedias en que el Partido Popular ha convertido el desarrollo de Almería. 

Es el vivo ejemplo de cómo, partiendo de la nada, se pueden alcanzar las más altas cimas de la incompetencia, como diría Groucho Marx.

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