Kayros
Periodista
Se cumple un año
de la coalición de PSOE-IU en el gobierno de Andalucía. Contra todo pronóstico
el rodillo del PP fue detenido en una tierra tradicionalmente de izquierdas
pero ocupada de por vida por señoritos terratenientes, criadores de reses
bravas y viajeros del “dolce farniente al amor del vino, el cante, la
despreocupación ante el paso del tiempo y la jarana”.
Tras la
transición, ni siquiera los más de treinta años que lleva el PSOE gobernado
esta tierra ha sido un obstáculo insalvable para que dejara de hacerlo.
Estamos, pues, en el primer aniversario y ahora sería el momento de poder
enjuiciar objetivamente a Griñán y a Valderas aunque me temo que va a ser imposible.
El PP, todavía con el rencorcillo del derrotado, les tiene montada una guardia
permanente partiendo del hecho de que el socialismo para ellos es la mentira,
la inutilidad y el embuste al ciudadano.
Imposible
recoger todo el vómito mediático de la derecha pero me ceñiré a lo dicho por
aquí cerca. Rogelio Rodríguez Comendador escribe sobre la incapacidad de
reflotar Andalucía del gobierno bipartito. “Un año lleno de pasividad,
radicalidad y corrupción”. Gabriel Amat es algo más ordinario. Echando por el
camino de en medio, el presidente de la Diputación afirma que PSOE–IU ladran como
perros. Finalmente Javier Aureliano García destaca la frase del año perdido
para Andalucía con su troika de calamidades; ineficacia, demagogia y populismo.
Parece justo que
el bipartito se defienda de los ataques mediáticos. Lo más triste es que apenas
nos enteraremos. No vamos a experimentar si es posible una política de
izquierdas en medio de un país gobernado por el PP; tampoco de si es posible que
los niños pobres coman tres veces al día con las angustia presupuestarias
impuestas por Montoro y sobre todo, si la educación, la sanidad y la
investigación pueden seguir siendo públicas para igualdad de oportunidades de
los trabajadores.
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