Redacción
El
caso ‘Tres Reyes’, que ha destapado una presunta trama de extorsión a
empresarios basada en la acción de falsos agentes del CNI, tuvo su origen en
las coacciones que denunció a finales del pasado mes de enero un empresario
copropietario de 128 millones de dinares iraquíes en papel moneda. Según
desvela el sumario, al empresario, el constructor Manuel Rodríguez, apoderado
de Segaly (la sociedad que compró los dinares en los años 1995 y 1996), le
llegaron a exigir 200.000 euros para no encarcelarlo por tener esa mercancía.
Le presionaron, basándose en su falsa identidad como miembros de los servicios
de inteligencia, con que la posesión de dinares iraquíes está prohibida y que
“todos los que tienen están en la cárcel”. Y le dieron un plazo de dos horas
para reunir el dinero.
Pero el asunto no comenzó como un presunto intento de extorsión, sino de
posible estafa. Los hechos, de acuerdo con el relato de la denuncia que obra en
la investigación, se sucedieron de la siguiente manera:
En esta gasolinera se produjo la presunta extorsión |
A finales de diciembre del año pasado, el todavía entonces abogado del Estado
jefe, Demetrio Carmona, contactó con este empresario y concertaron una cita. En
ella -siempre según la denuncia- Carmona le comenta que unos conocidos suyos
quieren quedar con él para hacerle una propuesta en torno a la mercancía que
este posee, dinares de la época de Sadam Hussein.
En una cita posterior, el abogado del Estado le presenta a dos hombres,
identificados como Nacho Flores y Luis Miguel Graña, que dicen ser de Madrid
(“gente muy importante”, le dicen) y que le ofrecen una operación comercial
para buscar un comprador de los dinares, en España o en el extranjero.
Unos
días más tarde, en una reunión en el despacho de Rogelio Vargas, Demetrio
Carmona -prosigue el relato de hechos- le presenta a una tercera persona como
“un jefe de la policía secreta”, quien dice tener un comprador para la
mercancía. Fruto de esa reunión comienzan las supuestas negociaciones y llegan a hacer un
viaje a Madrid, viaje en el que le acompañan Demetrio Carmona y Angel Morales.
En
Madrid se vuelven a encontrar con Flores y Graña, y le instan a firmar un
documento notarial a nombre del segundo para que este pueda negociar con los
dinares. En esa reunión ya se fijó el precio de la presunta intermediación: un
10 % de la cantidad final de venta.
Unas fechas después, el 27 de diciembre, ya en Almería, se celebra una nueva
reunión en un conocido hotel. A ella acuden el empresario con su hijo y, por la
otra parte, Demetrio Carmona y los mencionados Flores y Graña. De acuerdo con
la narración de la denuncia, en ese encuentro comenzó a ‘torcerse’ el presunto
negocio, porque los falsos agentes intentaron cambiar las condiciones de
negociación y le propusieron al empresario abrir una cuenta en un banco suizo
para hacer el pago y que viajara hasta ese país solo con ellos para hacer la
transacción.
La Voz de Almería de hoy |
Al empresario esto le generó desconfianza porque, según su propio relato, “no
tenía nada que esconder, puesto que había tributado en España por la
mercancía”. Tras imponer Manuel Rodríguez sus propias condiciones, como que la transacción
se hiciera en Almería, en su banco de siempre, todo se precipita. El 24 de
enero, Demetrio Carmona le vuelve a citar y le dice que “algo raro ocurre con
la operación, que sus amigos le dicen que se aparte de la misma”. A continuación
recibe una llamada para citarle al día siguiente en Aguadulce.
El encuentro se produce finalmente en una gasolinera de Aguadulce, junto a la
autovía. Allí se presentan Nacho Flores y una persona que dice llamarse señor
Cuenca y ser capitán de un cuerpo de inteligencia del Estado (posteriormente
fue identificado como José Antonio Mateos). Ambos le enseñaron de forma fugaz
unas placas -falsificadas, como después se demostró- y le quisieron intimidar
diciéndole que la tenencia de dinares iraquíes está prohibida, y que todos los
que tienen dicha mercancía están en prisión. Aún más, le aseguraron que si él
no lo estaba era “por deferencia al señor Demetrio Carmona”.
Fue en ese momento cuando le exigieron el pago de 200.000 euros en un plazo
máximo de tres horas. En caso contrario -amenazaron- lo llevarían a Madrid “en
el coche y con las luces puestas”. También le advirtieron de que no llamara a
nadie por teléfono porque ellos mismos “se lo habían pinchado”.
El empresario, consciente de la presunta extorsión, aceptó regresar al
mismo lugar a las cuatro de la tarde, con el dinero. No lo hizo. Presentó
denuncia en la Guardia
Civil y comenzó la investigación de ‘Tres Reyes’.
“Demetrio, lo que me piden es muy grave, ¿seguro que son lo que dicen
ser?
El
empresario Manuel Rodríguez hizo caso a la última ‘recomendación’ de sus
presuntos extorsionadores. Nada más abandonar la gasolinera de Aguadulce, donde
a la una de la tarde del 25 de enero le exigieron 200.000 euros para no
detenerlo, realizó una llamada telefónica. Una sola. Y fue a Demetrio Carmona,
la persona que le había presentado a esos hombres como agentes del CNI.
-
Demetrio, lo que estos señores me proponen es muy grave. ¿Seguro que son
quienes dicen ser?
-
Sí, Manolo, seguro.
-
¿Pero estás totalmente seguro?
-
Sí, y más aún.
Así
lo ha relatado el propio Rodríguez Lozano, quien, intentando encontrar la
lógica a lo que
estaba ocurriendo, llegó a pensar que pudieran ser agentes corruptos. “En su
desaliño daban el pego”, asegura el empresario, quien no tardó mucho en
sospechar que algo no cuadraba en toda aquella historia de intentar comprarle
los dinares iraquíes que adquirió junto a un socio entre 1995 y 1996.
Rodríguez
escuchó en un principio sus pretensiones de intermediar en la compra con
inversores y lo tomó como un negocio. El hecho de que las presentaciones
vinieran por Demetrio Carmona, por entonces todavía abogado jefe del Estado en
Almería (lo cesaron poco más de un mes después) le daba la confianza y la
credibilidad que otros gestos no transmitían. Pero cuando le propusieron que abriera
una cuenta en Suiza para la transmisión del pago, la desconfianza se instaló en
él.
Los
dinares, explica, están legalizados, incluso hizo una consulta vinculante a
Hacienda para ver cuánto había que tributar por compraventa. No había nada que
esconder. Así que el factor Suiza no cuadraba. Y les cambió el guión,
diciéndoles que harían la transacción en Almería, en su oficina bancaria,
simplemente a través de una cuenta con código internacional.
Acto
seguido se produjo el ‘desmarque’ teórico de Demetrio Carmona y el episodio de
la presunta extorsión. “Yo estuve tranquilo, intenté ganar tiempo, lo que
pretendía era irme de allí pero sin salir corriendo”, cuenta. Tras aceptar
regresar con el dinero, no volvió. A la hora fijada para la cita recibió
decenas de llamadas (la investigación señala que desde el teléfono de Rogelio
Vargas) que no contestó. Presentó denuncia en la Comandancia de la Guardia Civil y hasta la fecha.
(Publicado en La Voz de Almería. Autorizada su reproducción)
Que gilipollez. No se lo cree nadie. Tanto dinero en efectivo en dos horass. Esto huele a humo. Manuel es conocido como el hombre del sacopor extorsionar a Media almeria...
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