Kayros
Periodista
No estaba yo enterado de que la
revolución bolivariana de Chaves, hoy continuada y orquestada por su gregario
Maduro, fuera un modelo del socialismo del siglo XXI. Lo digo porque algunas
plumas de la derecha se asocian a esta falacia para poder tumbar con la peor
mala uva cualquier intento de la
Junta de Andalucía por aliviar el sufrimiento del pueblo.
Es verdad que allí puede faltar
circunstancialmente el papel higiénico e incluso otras muchas cosas, pero
también aquí falta vergüenza entre los grandes defraudadores que compran bancos
en Miami y no pasa nada. Creo que es un mal estilo intelectual inventarse los
enemigos para poder gozar de ventaja en el pimpampum doctrinario. Ya lo decía
mi profesor de lógica. “Niño, para analizar las cosas, no sumar peras con
manzanas”.
Ya que el socialismo no admite
en la actualidad comparaciones con Venezuela, mucho menos con Cuba, los
críticos conservadores deberían haberse esforzado un poco más acordándose de
Allende. Hoy todo el mundo sabe que la experiencia chilena que tantas
esperanzas despertó en la juventud fue abortada por los aviones de Pinochet, en
conjunción con la CIA
y grandes empresas trasnacionales.
En los mandatos socialistas en
nuestro país, me refiero al de Felipe González y un poco menos al de Rodríguez
Zapatero, no se puede sacar un concepto tan pesimista y destructivo como el que
aireó Aznar y luego Rajoy en las últimas generales. Está claro que la derrota andaluza
le ha llegado al corazón al PP. Por eso sitúa a todos sus cañoneros mediáticos
de Despeñaperros para abajo con la intención de que esta vez no fallarán.
Hay que olvidar a Bárcenas y a
otros muchos gloriosos nombres de la gran pasta fraudulenta. Griñán debe caer,
porque si como dice Rubalcaba, la recuperación del PSOE tiene color andaluz,
aviados estamos, dicen los peperos. No en vano se desplazan por aquí a celebrar
sus cuchipandas bien regadas con el vino de la tierra.
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