Doble golpe de infortunio


Luis Rogelio Rodríguez-Comendador
Alcalde de Almería

Pocas cosas son tan difíciles de asumir en la vida de unos padres como la muerte de un hijo. Cuando el orden natural de las circunstancias se altera y la ausencia que se llora no es la de los padres, sino precisamente la de los hijos, no es fácil encajar ese brusco giro del destino.

Francisco José Carretero
En este sentido, la reciente muerte del joven agente de la Policía Local de Almería Francisco José Carretero Escribano ha supuesto para mí un doble golpe de infortunio al perder, de un lado, a un servidor municipal ejemplar y entregado, al mismo tiempo que ver a un gran amigo, su padre, encarando la que sin duda es su hora más dolorosa.

Almería ha perdido en un infortunado accidente de circulación a un gran profesional del servicio y protección a los almerienses que desarrollaba ejemplarmente su labor en los barrios de Almería, habiéndose granjeado en unos pocos años de servicio el aprecio de sus mandos y el afecto de todos sus compañeros. Quienes mejor conocían estas virtudes eran sin duda su mujer, Noelia, y sus dos hijos, quienes también saben que tienen a su disposición al Ayuntamiento de Almería para aquello que consideren necesario.

Deportista nato, destacado submarinista, escalador y aficionado al motociclismo, Francisco José era uno de los policías locales más apreciados por el resto de la plantilla por su permanente buen ánimo y por su carácter afable y conciliador. Los que trabajaron con él lo saben, del mismo modo que lo saben todos los almerienses a los que, desde sus diferentes destinos, ayudó y protegió en el desempeño de su servicio.

Y es que Francisco José tenía a quien parecerse. Durante los años que estuve al frente de la Diputación Provincial tuve el privilegio de compartir muchas horas de coche, de desplazamientos y todo tipo de servicios con su padre, mi amigo Paco Carretero, que siempre ha sido una referencia profesional en Almería en cuanto a eficacia, diligencia y discrección en el cumplimiento de sus tareas.

Soy consciente de que ahora no hay palabras que puedan consolar o ni tan siquiera paliar la inabarcable pena que se abate sobre unos padres en tan dolorosas circunstancias. Y aunque sé que no es momento de leer o escuchar, sino simplemente de estar, quiero decir a mi amigo Paco y a su mujer, Rosa, que estoy con ellos. Que me siento especialmente unido a su dolor en este momento aciago. Y que mi cariño y el de mi familia es también el de todo el Ayuntamiento. En el de toda la Corporación Municipal quiero trasladar desde aquí todo nuestro afecto a los familiares y amigos.

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