Javier Salvador
Periodista / Teleprensa
Dicen, cuentan, que el Parking de la Avenida Padre Méndez huele a Fiscalía Anticorrupción. Igual todo se reduce a que uno de esos fiscales especiales ha
caído en la cuenta de que su Ciudad de la Justicia se asienta sobre uno de los
asuntos públicos más turbios de la ciudad o, sencillamente, que alguno de
aquellos colaboradores que en su día jugaron con el poder han decidido hablar.
Miren lo que dio de sí que un conductor hablase en el caso de los ERE en
Sevilla. Pues igual puede pasar en Almería.
Parking Padre Méndez |
Lo cierto es que han tardado en darse cuenta de que algo huele mal en ese
subterráneo, ocupado por una empresa que no solo no paga, sino que recibió las
llaves del parking sin haber entregado un euro por las copias y el llavero. Al menos al Ayuntamiento como institución.
Ahora bien, cómo empieza todo y quiénes son los actores. El papel principal
lo tiene un tipo de Málaga, cuñado de un agente inmobiliario íntimo del alcalde
de Almería. Hasta ahí todo bien y lícito. No obstante, todo sería de otra manera si el acompañante de ese agente
hubiese sido uno de los colaboradores fijos del popular Pepe Alemán, imputado en
la Operación Poniente. Pero vamos, que no digo yo que eso sea así, pero si se lo
hubiesen contado de esta manera a la Fiscalía hubiese ayudado a aumentar el
interés por parte del ministerio público, porque ese tipo de taras en el proceso
tienen especial importancia.
Ahora bien, hechos incuestionables son unas concesiones perfectamente
investigables, créditos imposibles, los firmantes de las operaciones y los
resultados finales, porque el principio y el final de esta historia es que al
ciudadano le está constando millones de euros. Ya no se trata del ir y venir de dos concejales a Málaga para negociar los
pormenores del acuerdo, concejales sobre los que cargan tintas sin piedad
algunos de sus compañeros por sus relaciones con el tal Alemán. Pero ya se sabe
que cuando dejas de ser cristiano te marcan como moro, y como tal para los más
insospechados eres el culpable de todo.
Y la base del escándalo es sólida como ella sola, porque se trata de que el
Ayuntamiento de Almería pidió un crédito de casi 14 millones de euros a una
entidad bancaria, La Caixa, por medio de una empresa pública, Emisa. Ese dinero
se iba a recuperar con creces con la concesión del aparcamiento, y el
Ayuntamiento que sí es capaz de cobrar las multas de tráfico a los ciudadanos,
el IBI, el impuesto de basuras y todo aquello que puedas imaginar, no tiene
capacidad para cobrar a la empresa con las que sus concejales negociaron y que
fue presentada en Almería por un conocido del alcalde o de las visitas que éste
recibía en su despacho.
Puede que todo sea perfectamente legal, pero oler huele mal, sobre todo
cuando los primeros que no querían ese parking eran los mismos vecinos de la
zona y cuando, además, tienen la poca vergüenza de multar a todo aquel que para,
que no es aparcar, para dejar a sus hijos en el Real Conservatorio de Música. Y
hay cientos de padres y madres de Almería que saben de ello, de cómo se multa en
el conservatorio y no en la Compañía de María, La Salle o Jesuitinas.
Y después de todo lo que se sabe, y hay para rato, que sea la Fiscalía Anticorrupción o no quien investigue da exactamente igual, porque es el
ciudadano el que tiene que reaccionar ante casos como éste. Yo, por ejemplo,
pregunté el otro día si había algo de cierto en eso de la Fiscalía y la
respuesta fue “que se sepa oficialmente no hay nada, pero claro, también se dijo
lo mismo en la Operación Poniente hasta que se tomó el Ayuntamiento”.
El que quiera que lo entienda, pero de momento podemos debatir sobre
#desahucioenpadremendez.
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