Miguel Ángel Corona, fútbol inteligente


Antonio Torres
Director de RTVA en Almería

La Unión Deportiva Almería está a 180 minutos de la gloria. En las calles se huele y se nota que el Almería tiene un partido clave frente al Girona para soñar y jugarse el ascenso directo  el próximo sábado en Villarreal.  El entrevistador funciona como un vehículo aséptico, una máquina desapegada que sólo ha de mostrar la pasión para exprimir lo mejor de sí mismo y las posibilidades del entrevistado con preguntas audaces, pertinentes e informativas que conecten con la audiencia. Aún cuando el entrevistado no caiga bien o tenga afinidad a sus preferencias emocionales de cualquier tipo. 

Corona, premio Juego Limpio
Ya les he advertido. Hoy traemos el perfil de un amigo, un futbolista, Miguel Ángel García Pérez Roldán Corona (Talavera de la Reina, Toledo, 1981), hijo de un empleado de una entidad de ahorros y exfutbolista. Lleva el nombre de Corona como homenaje a su abuelo, antiguo regidor de un taller. Una familia muy conocida.

Los grandes admiran al futbolista del Almería. En su última visita a Almería, Valdano me confesó que Corona tiene una calidad increíble. Es un futbolista que rompe tópicos. Ahora lee En la orilla, catalogada como novela definitiva sobre la crisis de Rafael Chirves. Admirado por los rivales, Iniesta, al finalizar en Barcelona un partido,  me dijo que del Almería le encantaba el estilismo de Miguel Ángel. Paco Flores, que fue dos años entrenador en el Zaragoza, lo consideraba como uno de los mejores jugadores que había conocido con el balón controlado en carrera. Así es como concluyó en gol un toque sutil que dejó sentado a Pinto en el Camp Nou. Ese gol se lo explicó magistralmente a Andrea Robles, de Cuatro.

Su excompañero de equipo Juanito, cuando era ensalzado por su manera de jugar, aguerrido, decía: “Eso está muy bien, pero si me dieran a elegir me hubiera gustado ser un futbolista como Corona”. Lillo dijo del centrocampista que es de esos jugadores que cuando juega hace jugar mejor a los demás.

A aquel chavalito espigado, delgado y frágil lo vimos por primera vez con el Real Madrid en aquellos campeonatos infantiles de fútbol 7, celebrados en Brunete, que tuvieron su hueco en las parrillas de televisión por primera vez. Su calidad le sobraba para enfrentarse a niños que le sacaban una cabeza, rememora Ángel Roldán. Del Bosque ya vislumbró su talento, cuestión que ha reiterado recientemente. Con los años se cumplieron las expectativas y fue uno de los fichajes más caros por un juvenil, siendo traspasado por el Real Madrid al Zaragoza.

Podría ser un modelo como futbolista. Fuera del campo, por estar comprometido con su formación en la Universidad y consciente de la vertiginosidad de la efímera ola del fútbol. Dentro del campo, por su sacrificio por el equipo, por su calidad técnica de pases inteligentes, llenos de la visión de fútbol que sólo se tiene desde la grada. Y  por su discreción y silencio aceptado cuando no juega, cuando es sustituido o cuando es presa de la crítica fácil que afecta a todos los jugadores de calidad cuando un partido no sale bien. Es respetuoso cuando en los peores momentos de resultados ha sabido dar la cara por sus compañeros. Corona es un patrimonio para la afición, con el que ha vivido un ascenso, gloriosos  años en primera y un descenso, sin abandonar nunca la institución, a pesar de tener otras ofertas tentadoras.

Le he acompañado por sus rincones favoritos de Talavera, donde la gente por la calle le lanzaba todo tipo de piropos. La gente le quiere. En la Peña El Taranto, los flamencos lo adoran. Admira al grupo Vetusta Morla.  Para algunos, la inteligencia en fútbol siempre es sospechosa, y el músculo, inocente.

Algunos entrenadores  le sustituían casi siempre, como ocurre a los grandes que juegan en su posición, como Özil o Valerón o, en otros tiempos, como Sarabia o Guti. Ha roto esquemas. “Si te fijas, casi nunca sustituyen a un central o a un medio centro de corte defensivo, porque mientras entra en frío un fallo es letal. Los sustituidos son los del desgaste o los laterales para buscar profundidad”.

Con Lucas Alcaraz y Javi Gracia disputa, habitualmente,  todos los minutos. Su éxito provoca alguna envidia y por supuesto críticas acertadas. El tiempo les ha quitado la razón a los que dudaban de sus condiciones físicas. Es la exigencia a un grande como Corona. No lo ha tenido fácil. Le han traído a grandes nombres para aburrirle, como Dos Santos, Valery, Álvarez, Vargas y Casquero. Al final, es él quien siempre termina jugando.

Es un modelo de deportista, inteligente y humilde para ponerse en el lugar del otro. Considera que no hay que ganar a cualquier precio. Una anécdota le ocurrió en Valencia. Un aficionado le pidió sus botas. Su respuesta fue rápida: “Si marco y ganamos te doy lo que quieras”. Uno de sus premios más acertados fue el Juego Limpio que otorga anualmente la Liga de Fútbol Profesional. La honestidad por encima de todo. Sabemos que Esteban, Soriano, el goleador Charles y Corona son piezas claves para mejorar la calidad humana del vestuario.

Cuando se le reclama para actos solidarios, siempre acude. O para visitar a niños enfermos. Está para lo bueno y lo malo. Una de las frases que le escuché un día que le mostré mis rincones de Los Gallardos, Bédar y Mojácar fue que cada uno tenemos un lugar y un momento. “El mío es Almería”, donde encontró a Silvia, licenciada en Derecho, inteligente, empleada en los Juzgados de El Ejido, hija de un antiguo guardameta, Antonio Segura.

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