Cristóbal
García
Desalysol
Estos
días, con motivo del casting para el cortometraje del "Proyecto
Cervantes", he vuelto a escuchar los típicos comentarios de "¿No
remunerado?, vaya tela" o "Claro, queréis que trabajemos gratis y eso
no puede ser". Bien, a no ser que un cortometraje tenga detrás una
productora y que ésta haya conseguido una subvención, los cortometrajistas
suelen trabajar "sin un puto duro" (y perdón por la expresión). Pero
trabajar sin un euro no significa que sea gratis, lo que pasa es que, a pesar
de que normalmente somos gentes de pensamiento más o menos liberal, estamos tan
capitalizados que si no vemos billetes no
cuenta en la cuenta.
Bueno, resulta que yo quiero hacer un cortometraje, pero no dispongo de dinero.
Eso me deja dos opciones:
1.- Me guardo mi idea, mi proyecto, mi ilusión en el cajoncito y espero a que
aparezca un mecenas amante del cine
corto. El problema es que los mecenas escasean.
2.- Me busco la vida sin un euro y ¿cómo lo hago? Pues solo hay una manera.... el trueque.
En realidad el dinero es un sustituto del trueque si lo pensáis con lógica. Yo
te cambio tu producto por dinero para que tú puedas cambiar ese dinero por otro
producto. ¿Y si, por necesidad, quitamos el dinero de esa ecuación? Yo te pido que colabores en mi corto
aportando tu trabajo, ya sea como
actor, como técnico, etc. Se supone que a
cambio cuando tú necesites de mí para un proyecto tuyo… se produciría
el trueque.
Si
queréis, le podéis poner a esto un nombre bonito como hacen los Ayuntamientos y
llamarlo Banco del tiempo o Banco del trueque o Banco... mejor vamos a dejarnos de bancos. Si os dais cuenta, en
realidad, quitar el dinero de la ecuación no es ni aprovecharse de la gente ni
menospreciar artistas o técnicos, pero... (¡vaya, ya apareció el jodido pero).
Toda
esta teoría en la que, y me repito por
necesidad, el dinero en moneda desaparece tiene un fallo: los
desmemoriados. ¿Quiénes son? Son esa gente que después de pedirte colaborar en
su proyecto, y después de que tú pongas a su disposición tu tiempo, tu trabajo
y tu talento, se olvidan rápidamente de su parte del trueque. Los más
divertidos son los que encima piensan aquello de si te estoy haciendo un favor dejándote colaborar. Esos ya son la
leche.
Así que, por favor, no tengáis en cuenta tanto los billetes y sí las
colaboraciones. Eso sí, las colaboraciones bien entendidas.
P.D:
Hace unos días tuve un ejemplo de comportamiento ejemplar, y no tenía por qué,
ya que los que estuvimos todo el día en la figuración de la película de David
Trueba, estábamos pagados (con dinero). Aun así, aun siendo contratados por la
productora, cuando el rodaje terminó y los figurantes partíamos de regreso en
el autobús, David paró el bus, se subió y nos dedicó unas palabras de
agradecimiento que culminaron con un "y si vuelvo a rodar en Almería
espero poder volver a contar con todos vosotros". Vaya un director, que
paga y encima entiende lo que es un trueque.
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