Sergio
Sauce
Periodista
/ Gonzoo
El
toblerone. Sí, esa chocolatina suiza, todo un clásico en los aviones. Y
también un edificio histórico situado en Almería que corre el peligro de pasar
a la historia. Eso, si la fuerza de los vecinos no consigue parar su orden de
derribo, aunque parece que su destino ya está sentenciado.
Mejor
empezar por el principio. El toblerone (el de Almería) es una estructura
industrial construida en 1973. Su apodo viene de su parecido en la forma
con la popular golosina. Fue levantado por la Compañía Andaluza
de Minas con el fin de evitar las molestias que para los vecinos se
podían derivar del almacenaje de hierro procedente de las minas de Alquife.
Desmantelamiento del Toblerone |
La
orden de derribo, aunque data de 1998, no se
ha empezado a acometer hasta el verano de 2013. ¿Las causas? Para las
plataformas 'Toblerone vivo' y 'Salvemos el Toblerone'
está muy claro: especulación.
El
espacio, que ha servido de referencia visual a la ciudad andaluza durante
cuatro décadas, se convertirá en viviendas y «zonas verdes». Los vecinos,
angustiados por el posible derribo, ofrecen diferentes propuestas:
como convertirlo en un centro cultural autogestionado, un centro de coworking,
un invernadero... entre muchas otras.
Reacción
al derribo
La
propia marca Toblerone se hacía eco de la petición
de los vecinos de Almería a través de su cuenta de Twitter.
En chance.org ya se
han recogido más de 5.000 firmas bajo la premisa: "Al Alcalde de Almería:
Evitar el derribo del Toblerone, silo mineral de incalculable valor
arquitectónico".
En
declaraciones al periódico La Voz de Almería,
Pablo Venzal, concejal de urbanismo de Almería, declaraba que «sale mucho
más barato hacer un nuevo Toblerone el doble de grande», una opinión que parece
no convencer a sus vecinos.
Según
Venzal, la polémica es «lamentable y también un contrasentido. Lo que tenía
que ser una buena noticia, que es el primer paso para el soterramiento se
ha convertido en una bacanal de desinformación en las redes sociales que
obvian la historia real».
El
concejal explica, además, que el edificio no es de propiedad municipal,
sino privada, y que ha sido la propia empresa propietaria quien ha solicitado
la licencia para el derribo. La compra del edificio, supondría un coste
demasiado elevado para el consistorio.
El toblerone agoniza. En
los últimos días, y tal vez en un intento de frenar las protestas, las
obras de demolición se han acelerado. En unas semanas su espacio será un
descampado, habrá que esperar un poco más para ver qué es lo que realmente
se construye sobre él, y si aporta el mismo valor arquitectónico a la ciudad de
Almería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario