En defensa del Toblerone

Alicia Requena

Miembro del Taller de Arquitectura Sostenible de Almería

Kevin Lynch, un famoso urbanista estadounidense, realizó a lo largo de los años 50 un amplio estudio sobre cómo los ciudadanos percibimos la ciudad. Después de distintos experimentos llevados a cabo con personas de todos los orígenes y condiciones, llegó a la conclusión de que organizamos mentalmente el espacio urbano de acuerdo a cinco elementos fundamentales: los senderos, los bordes, los distritos o barrios, los nodos y los hitos.

El Toblerone

No vamos a entrar a explicarlos todos, pero sí me gustaría detenerme en los últimos: los hitos son lugares visibles desde distintos puntos de la ciudad y que actúan como puntos de referencia. El Toblerone es, sin duda, uno de ellos. No solo su visibilidad, sino su imagen y estructura lo convierten en un punto singular imposible de pasar por alto.

Construido en los años 70, joven para ser considerado reliquia, es incluso más importante: forma parte de la identidad y el imaginario colectivo almeriense, y estructura y define nuestra idea de Almería y de su historia. Retirarlo no liberará el espacio urbano, ya que, al contrario que las vías del tren, no tiene tal entidad de barrera, y privará a la ciudad de uno de sus elementos más característicos. 

Dicho esto, existen múltiples motivos aparte de éste para defender el Toblerone. La practicidad: representa un activo real y aprovechable cuyo potencial económico supera al coste de demolición, cuya dificultad se ha puesto ya de manifiesto, a la reordenación del espacio urbano liberado y la posible nueva construcción con el uso último que tenga cuando en algún momento del futuro lejano, se soterren las vías y llegue la alta velocidad. La historia: es un vestigio real de un pasado industrial que, aunque exiguo, existió en nuestra ciudad. La arquitectura: es un recurso espacial impactante, de una fuerte componente formal. La nostalgia: ha sido y es parte de nuestras vidas. 

Borrar todo esto es un error también político y democrático. No se pueden tomar decisiones claramente enfrentadas con parte de la ciudadanía sin realizar una consulta más profunda. Somos miles de personas las que pedimos la paralización de esta insensatez. Y que haya habido tan poca repercusión en los medios no es más que otra prueba de ese error. Afortunadamente, no es demasiado tarde. ¡Aún estamos a tiempo! (elalmeria.es)