José María Granados
Periodista / Ideal
Pepe ‘El Tomillero’ ha salido a la calle a respirar tras horas y
horas buscando en eso tan de moda que son las redes sociales que le producen un
dolor de cabeza insoportable como pase del tiempo establecido por los
facultativos y esta vez se ha pasado. Me lo cuenta en pleno encuentro semanal,
bajo un sol de justicia y rezando para que no despierte Eolo y nos eche por
tierra y arena la planificación playera después de varias jornadas de
‘levantazo’. Su razonamiento sobre salvar o no ‘El Toblerone’ me parece
razonable y viene a coincidir con quienes utilizan el camino de la sensatez tras
establecer prioridades para una ciudad que todavía carece de muchas cosas y en
la que también sobran otras muchas. Para empezar ambos respetamos todas las
opiniones, hasta la de quienes defienden su demolición por el simple concepto
estético y porque además afea el entorno y no ponen el mismo empeño para
eliminar de un plumazo tanto aluminio y PVC en terrazas, balcones y fachadas del
casco histórico o que guardan silencio tras contemplar desde septiembre pasado
como hay playas que todavía nos muestran los restos de una riada que ya es
historia.
También respetamos, como no podía ser de otra manera, a quienes se
muestran a favor de su mantenimiento y utilización como lugar de encuentro
público, aunque también a veces actúen a destiempo o se olviden de otros
espacios que podían rescatarse o potenciarse con actividades que alcancen a la
comunidad, la sirvan, proyecten, ayuden, culturicen… ‘El Tomillero’ y yo, y muy
posiblemente usted, coincidimos en que Almería todavía necesita de muchas cosas
para ponerse simplemente al día de ayer.
Hay muchos escenarios inútiles, públicos y privados, en esta Almería
del siglo XXI que a veces parece anclada en el antiguo régimen, y no actuamos.
Verán. La ciudad, al contrario de lo que han hecho otras capitales ha sido
incapaz de maniobrar para hacerse con la propiedad, por ejemplo, del Teatro
Cervantes, del edificio que lo alberga y en el que, no tenemos nada en contra,
el arte de los ‘bodorrios’ ha sustituido al arte de ‘Talia’. ¿Y qué decir del
gran uso de la Plaza de Toros?, privada, sí, pero que por eso mismo podría
adquirirse por el Ayuntamiento para albergar en ella todo tipo de acto con el
que ahora nos sorprende vendiendo la calle: Circos, mercados, botellón,
exposición de dinosaurios… cine al aire libre… y esas cuatro corridas y media de
Feria desde el alquiler municipal a la empresa taurina… ¿Y qué hacer con la
Estación de Ferrocarril? ¿Mejor cerrada que abierta a los almerienses? ¿Y el
edificio de Correos, en pleno centro, ¿y el antiguo Hospital Provincial, con el
candado echado? ¿Y el Teatro Apolo que empieza a caerse a trozos? ¿Nos sobran
bibliotecas? ¿centros cívicos? ¿salas de lectura? Añadan lo que quieran, el
debate no es si se tira o no, si merece estar en pie o no. Lo que importa es si
Almería se beneficia de algo o si vamos a tener otro ‘Toblerone’ que sobresalga
por encima de la estación y de los almerienses.
El típico artículo que recurre a una pregunta detrás de otra. Dios, qué nivel tan patético.
ResponderEliminarPero qué pesaos con el toblerone. Es que no hay otra cosa de qué hablar en Almería.
ResponderEliminarSi aparte del toblerone,hay muchos peperos, que palmean y palmean al luisete mientras Almeria es unos de los ayuntamientos más endeudados y la ciudad es record en paro y va de culo. ¿Soterramiento? ¿Gestión? No ha sido capaz ni aprovechar el tirón de los juegos de mediterraneos cuando los hubo. Si muchas obras, pero muchas vacías. Encima tiran el Toblerone para hacer bloques de piso, para luego poner cartel de se vende por que no lo compra nadie.
ResponderEliminarAlmería así le va pésima gestión
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