Kayros
Periodista
Más
que sorprendido lo que estoy es conmocionado por la cantidad de opiniones sobre
la conservación o derribo del silo con nombre infantil de una conocida chuchería
de chocolate. En los anos setenta, ante la insistente queja de los vecinos de
las barriadas del Zapillo y Ciudad Jardin por los estragos del polvo rojo de
mineral que manchaba sus vidas forzaron a la administración a que levantara un
catafalco protector en los solares de la Compañía Andaluza
de Minas. Con los años el polvo se acabó y los trenes humeantes dejaron de
acudir al cargadero.
Por
encima del solar, hoy recalificado por el Plan de Ordenacion Urbana,
sobrevolaron los más bellos proyectos municipales desde dotaciones culturales
hasta una ciudad modélica con lago incorporado. Pero unas veces por falta de
dinero y otras porque había que esperar, lo cierto es que el Toblerone se
degradaba y ahí seguía mudo como una momia.
Ya
digo que son muchas las opiniones que salen a relucir. Podríamos agruparlas
todas ellas en dos categorías: las de los que piensan que el silo forma parte
de nuestro patrimonio industrial, sentimental y colectivo, obra singular y metáfora
de lo que fuimos, y las que optan por la demolición y lo que no da dinero mejor
tirarlo y a otra cosa mariposa.
A lo
largo de la historia, los ciudadanos almerienses, sufridores donde los haya,
han sido víctimas del síndrome de Estocolmo. Al final se enamoran de sus cuevas
y son capaces de reinventarse alguna teoría sobre la belleza del sufrimiento.
Ahora vemos que hay quien siente la caída del Toblerone porque por allí cruzaba
las vías para ver a su abuela.
Claro,
las gentes del corazón están tan escarmentadas que me extrañaría mucho que vieran
siete torres de veinte pisos cada una de ellas detrás de la cizalla mecánica de
la demolición.
Bien,
los solares están ya recalificados urbanísticamente. Existe un Plan General de Ordenacion
Urbana (PGOU) y todo será al final como se quiera hacer. Yo conocí a varios de
los ingenieros que levantaron aquel mamotreto, hoy degradado, y puedo asegurar que
no tenían conciencia de estar levantando ninguna catedral de Burgos.
Una idea te doy.... los refugios se podría recalificar también y construir unos buenos pisitos... la pasta que se podría sacar ehhhh
ResponderEliminarNo se trata de ningún síndrome de Estocolmo ni nada parecido. ¿No cree que podemos tener derecho los ciudadanos a querer que, ya que se nos impuso un mamotreto, como dice, para explotación industrial, sufriéndola, ahora podemos querer disfrutarla para fines culturales y para evitar que se especule y se vuelva a hacer negocio a nuestras espaldas imponiéndosenos unas torres enormes que tienen un gran impacto visual? Ya que estaba construido, ¿para qué destruirlo? La cultura del usar y tirar que nos lleva a la crisis que tenemos, crisis de valores, pues son unos sinvergüenzas a los que se les da el poder de hacer y deshacer, para negocio de unos pocos y sufrimiento de muchos. ¡Basta ya de que nos tomen el pelo! ¡Que de ninguna forma se permita construir esas torres!
ResponderEliminarEn Almería todo lo viejo se tira en lugar de arreglarlo, así tenemos la ciudad más caótica de España urbanísticamente hablando, llena de medianeras y de despropositos urbanísticos, y todo para que los 4 políticos de turno se llenen el bolsillo.
ResponderEliminarLo del Toblerone es lo mismo que pasó con la Térmica, es caciquismo administrativo y falta de (in)formación por parte de la ciudadanía.
Además, la forma en la que están tirando el toblerone, sin ninguna medida de seguridad, sin respetar ninguna regla, y sin importarle lo que pase a los niños de los colegios adyacentes... eso es absolutamente injustificable.
Totalmente de acuerdo con Ud.; pero, por favor, ¿nombre infantil? ¡Nombre comercial, hombre!
ResponderEliminarKayros, ¿Cuánto cobra de comisión por escribir todas estas tonterías?
ResponderEliminarLa falta de perspectiva nos hace decir cosas un tanto extrañas. Ese "mamotreto", que fue escrito originalmente en "prosa vulgar", forma parte de la poética vivencial de la ciudad; viene a ser un extraño verso en bruto, escrito en lenguaje "diferente", cifrado diría, que espera al vate que sepa transmitirlo en clave sentimiento.
ResponderEliminarLa Historia universal está plagada de mamotretos similares: la torre Eiffel, la estatua de la libertad, el pensador de Rodín....
Comparemos el futuro de esta construcción chocolatinesca de original formato —único en su estética—, debidamente acondicionada por dentro y por fuera, con las posibilidades que ofrecen a la ciudad varios edificios de pisos privados que solo repercuten en la estulticia personal de sus poseedores y la escasa visión del actual equipo de gobierno municipal. Imaginemos sus posibilidades como centro cultural multifuncional para la ciudad y, enlazada al Cable inglés, como signo de identidad a nivel internacional de una moderna y singular ciudad mediterránea. ¿Qué beneficio intrínseco aporta lo uno y lo otro al futuro de Almería?
Esta bochornosa barbarie perpetrada por unos cuantos sobre el sentir del ciudadano, basada en intereses cuando menos obscuros, me recuerda la destrucción de las imágenes de Buda en Afganistán.
Lo que me acongoja, apena y martiriza, es que pese a nuestra pretensión de haber logrado un cierto grado de civilización, apenas hemos superado el Medievo de la Estulticia. Somos más cafres si cabe —que no cabe— que ellos.
Es en estos momentos de frustración y rabia contenida; ante este vergonzoso abuso de autoridad, cuando aprecio el verdadero alcance de aquello de "sentir vergüenza ajena".
Antonio García Vargas
Poca gente sabe que el estadio Olímpico de Londres 2012 o el mítico estadio de Wembley fueron diseñados por el mismo estudio de arquitectos inglés que nuestro silo.
ResponderEliminarEl problema de esta ciudad no es ningún síndrome de ningún tipo ni nada parecido. El problema ha sido la falta de iniciativa popular, la ausencia de asociacionismo (siempre al servicio de los partidos,...) en definitiva la sociedad civil . Esto ha dado alas a los mafiosos de antaño, a los especuladores del suelo, a los políticos comisionistas, .... Hemos consentido durante mucho tiempo. Ahora al ver que derriban un espacio con posibilidades para hacer más de 1100 viviendas, con una pantalla mayor que el propio toblerone, la sociedad se rebela. Me alegra ver que la ciudad está diciendo BASTA YA!!!!. No faltarán nunca los sicarios, periodistillas serviles e insolentes, pero da igual... son pocos y esto ha comenzado y no lo va parar ni Dios.
ResponderEliminarole,ole y ole. Vamos a comernos a estos mafiosos de poca monta
EliminarKayros felicidades por su fabuloso artículo. Enhorabuena.
ResponderEliminarYo es que leo segun que comentarios y me echo las manos a la cabeza.A mi parecer,resulta que tenemos el puñetero toblerone pudriendose de asco desde hace muchisimos años,degradando su entorno,que no es ni bien cultural,que es privado el terreno en el que esta...y surge una iniciativa para protegerlo!!!!Yo que no vivo en almeria y vengo con mi mujer a enseñarle almeria y se asusta con la degradacion del cerro san cristobal,se asombra de lo mal cuidao que esta el entorno de la alcazaba,se sorprende de edificios preciosos en el casco antiguo que se estan cayendo por el abandono,etc y nadie abre el pico!!!!!!
ResponderEliminarCon un poquito de ingenio —y recordando algunas manifestaciones sobre el efecto que produjo el Toblerone a un colega extranjero (literato y arquitecto) que vino a visitarme en 2011—, este "mamotreto" podría tener un atractivo turístico similar al del archiconocido Palacio de la Ópera de Sidney.
ResponderEliminarNo se trata solo de proteger el recuerdo de la abuela viendo pasar el tren (que también tiene su punto), sino de tener visión de futuro al margen del pelotazo económico de turno, típico del cegato patrio que solo ve el aquí y ahora si acaso.
Cuando los franceses regalaron aquel dichoso mamotreto al recién creado Estados Unidos de América porque no sabían dónde demonios encajarlo en un país tan finolis como Francia, tampoco (creo) tenían conciencia de estar desprendiéndose de mala manera de un símbolo universalmente conocido y apreciado en la actualidad como es la Estatua de la Libertad.
En fin, que el misterio de los intereses creados ya lo desveló en su momento Benavente. ¡Menos cuentos chinos, por favor!
En mi opinión, las propuestas que se han esbozado para reutilizar el edificio pueden ser discutidas (en cuanto a su utilidad general), pero no dejan de ser utópicas, calificativo que todavía no se ha escrito. En esta situación de caos económico, invertir millones de euros en un espacio cultural es algo imposible para cualquier administración, y menos en Almería, donde la cultura huye como si fuera la peste.
ResponderEliminarSinceramente, prefiero que no haya gasto en el Toblerone y sí en Sanidad y Educación.
Los almerienses igual tendremos que soportar la desvergüenza de los promotores que llamarán a la promoción "Residencial Toblerone", igualico que "la Térmica".
ResponderEliminarEstamos tan hartos de ver cómo echan abajo tantas cosas que han formado parte de nuestra historia, que ahora, un "simple" silo industrial, forma parte de ella, y la defendemos. Se podían haber hecho muchísimas cosas con ese edificio emblemático, muchas. Pero han optado por la fácil, la de llenarse el bolsillo rápidamente. No han escuchado a buena parte de la ciudadanía. Bravo, señores políticos = especuladores = señores feudales, y bravo a algunos periodistas, que tienen tanta culpa como ellos al alentarles.
ResponderEliminar