Mar Verdejo
Ingeniero
Paisajista
S
creíamos que habíamos aprendido la lección, estábamos equivocados. Una vez más
los políticos sin criterio toman decisiones que ponen en peligro el patrimonio industrial
y cultural. En Almería esto es un mal endémico. Y ahora, le toca al Toblerone. Edificio
con gran valor por varios motivos: forma parte de nuestra historia industrial, es
singular por su forma arquitectónica y ahora, también, hay que añadirle el
valor social.
La
ciudadanía está siendo capaz de pelear por su conservación, porque le gusta, por
cariño y porque ha sido capaz de ver que sería posible reutilizarlo para otros usos.
Es parte de nuestro paisaje, del “skyline” -silueta- de la ciudad y, por tanto,
de nuestro patrimonio inmaterial.
No
sé si llegaremos a tiempo para que siga entre nosotros, pero hasta que quede la
última cercha nos mantendremos ahí para protegerlo. Es una lucha entre David y
Goliat, entre el poder y la ciudadanía.
Cada
vez que damos un paso nos damos cuenta que estamos más desamparados ante los
que nos representan, en las instituciones, incluso la policía se negaba a tomar
las denuncias que queríamos interponer. Ni las administraciones nos reciben, ni
nos explican y ni nos muestran la documentación de la obra, como la licencia de
obras, el plan de prevención de riesgos laborales, los seguros de
responsabilidad civil, etc.
Si
queremos que se mida el estado del aire con las partículas emitidas, para que
sea oficial, tiene que hacerlo de oficio la Junta de Andalucía, concretamente la Consejería de
Agricultura y Medioambiente.
¿A
qué están esperando? ¿A qué espera la Dirección General
de Bienes e Inmuebles para proteger el patrimonio almeriense que como siempre
tienen la llave en Sevilla? ¿A qué esperan para iniciar el expediente que hace más
año se les pidió? ¿Dónde está el Ayuntamiento que permite este tipo demolición?
¿De qué bando está la policía? ¿Y la Justicia ? ¿A quién protegen?
Cada
hora que pasa nos vamos enterando de más irregularidades, de más desidia, de
más incompetencia. ¿Tenemos entonces lo que nos merecemos? Almería no se merece
ni que le mientan, ni que la ninguneen y ni que la traten de tonta e inculta.
Y
mientras, en el resto de Europa, estas construcciones singulares se debaten y
se reciclan, porque rehabilitar alarga la vida útil de los edificios, reduciendo
por tanto la huella ecológica, permitiéndonos también conservar y revitalizar
los mejores ejemplos de la arquitectura heredada, a modo de pequeñas joyas que
potencian nuestros entornos urbanos y rurales. En Almería seguimos despojando de
valor cultural y de vida a la ciudad y a la provincia.
Ya está.............el artículo que faltaba, sin palabras, ha puesto la guinda al pastel, cuidado con la glucosa.
ResponderEliminarNo entiendo por qué no utiliza lo de ingeniera, en vez de ingeniero,¿ es por algo?, es una falta de respeto a las que somos ingenieras mujeres, y no somos ingenieros.
ResponderEliminarEl anónimo de las 12:58, no le gusta la cosas dulces o precisamente de pasteles no entiende demasiado o no ha caído del guindo, ya que habla de guindas.
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