Periodista / La Voz de Almería
Los últimos años se han convertido en una sucesión de reveses para Almería en
lo que se refiere a la planificación de grandes obras de infraestructura y otros
proyectos y servicios. En la mayor parte de los casos los almerienses se
quedaron con la miel en los labios y un regusto amargo por lo que pudo ser y no
fue. Los almerienses y sus empresas contribuyen como el que más con sus impuestos
directos e indirectos al mantenimiento del Estado o de la autonomía andaluza,
pero sin embargo no reciben a cambio las mismas atenciones que la mayor parte de
las regiones españolas.
Los dos hitos más recientes de exclusión pura y dura se han sucedido en el
plazo de poco menos de un mes. Primero fue la Comisión Europea y el Parlamento
de Estrasburgo, en los primeros días del mes de julio, los que ratificaron lo
que ya se sabía de antemano: el trazado del AVE entre Murcia y Almería, que
forma parte del Corredor Mediterráneo, quedaba definitivamente excluido del
catálogo de prioridades para inversiones ferroviarias, y por tanto fuera de los
planes de inversión y ayudas de la propia UE hasta el año 2020. Esa prioridad no
iba recogida en la propuesta que el Gobierno español hizo llegar a Europa.
El segundo, también relacionado con Europa, se ha producido en los últimos
días del mismo mes de julio, cuando en la Conferencia Sectorial que se celebró
en Madrid se determinaron las líneas básicas del reparto de las ayudas que
llegarán desde el año que viene y hasta 2020 para la agricultura española. El Gobierno, vía Ministerio de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, y los
consejeros de Agricultura de las comunidades autónomas, incluyendo al andaluz,
Luis Planas, llegaron a un acuerdo satisfactorio para casi todo el mundo pero
que, de nuevo, excluye del régimen de pagos directos a los productores
almerienses de frutas y hortalizas.
Tal decisión supone que mientras los productores de otras zonas y de otros sectores tienen sus pagos garantizados gracias a esos pagos directos de las ayudas de la PAC, en Almería todo queda vinculado a la capacidad de los propios agricultores para realizar inversiones que, entonces sí, recibirían probablemente apoyo comunitario. Se abre de nuevo el panorama de la competencia desleal, ya que productores de frutas y hortalizas de otras regiones españolas o de otras provincias andaluzas si dispondrán de ayudas con las que les será más fácil y ventajoso competir con los almerienses.
Para completar los agravios con la agricultura, hace tres meses se supo que los productores de la provincia quedaban fuera de las rebajas fiscales que sus colegas de otras provincias sí percibirán por los daños por riadas o pedrisco.
Tal decisión supone que mientras los productores de otras zonas y de otros sectores tienen sus pagos garantizados gracias a esos pagos directos de las ayudas de la PAC, en Almería todo queda vinculado a la capacidad de los propios agricultores para realizar inversiones que, entonces sí, recibirían probablemente apoyo comunitario. Se abre de nuevo el panorama de la competencia desleal, ya que productores de frutas y hortalizas de otras regiones españolas o de otras provincias andaluzas si dispondrán de ayudas con las que les será más fácil y ventajoso competir con los almerienses.
Para completar los agravios con la agricultura, hace tres meses se supo que los productores de la provincia quedaban fuera de las rebajas fiscales que sus colegas de otras provincias sí percibirán por los daños por riadas o pedrisco.
Almería tampoco está contando con toda la ayuda que cabría esperar y, además,
hay cuestiones que son moralmente vejatorias. A mediados del mes de julio (de
nuevo julio de 2013) la Junta anunciaba a bombo y platillo una ambiciosa campaña
de promoción turística para Andalucía. Almería vuelve a estar excluida de la
misma porque se basa en promocionar aquellas zonas a las que se puede llegar en
AVE y Almería, ni ahora ni en muchos años más, tendrá conexión con la alta
velocidad ferroviaria.
El puerto de Almería se libra de la exclusión y es que a estas alturas, ya
bien entrado el Siglo XXI, la dársena almeriense se convierte en una de las muy
pocas de la red de Puertos del Estado que no dispone de un acceso ferroviario.
Un acceso que ni está ni se le espera, puesto que también se ha quedado fuera de
los planes de inversión prioritaria diseñados y aprobados por la Unión y el
Parlamento Europeo.
Esta exclusión de los proyectos de conexión del puerto y el ferrocarril en
Almería es tanto más grave por cuanto hace unas semanas el propio presidente de
Puertos del Estado desgranaba un apasionado discurso sobre la importancia
esencial de este tipo de conexiones para el futuro de los puertos españoles,
para promover la intermodalidad del transporte y para el desarrollo equilibrado
y sostenible de los territorios en los que se ubican. Bien el discurso, pero
triste que Almería esté, de nuevo, fuera de los planes de desarrollo.
La historia de las exclusiones es larga. Desde la pérdida del proyecto que la
debía haber convertido en sede europea de Naciones Unidas contra la
Desertificación hasta la rocambolesca historia que la apuntaba como lugar
elegido por Disney para levantar su Disneyworld Europa, pasando por la más que
escasa dotación de ayudas agrarias comunitarias (la renta de un agricultor
almeriense recibe apenas un euro y medio de esas ayudas, por hasta 40 euros de
sus colegas del resto de provincias andaluzas).
Evaristo haciendo méritos para que te contraten en algún Gabinete de Prensa. Jolines.
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