Alpujarreño y político cabal

José María
Ortega García

Cuando las penosas circunstancias que  nos agobian dan pie a que casi todas las noticias sobre los políticos sean negativas, pese a la honestidad de la gran mayoría, llega a extrañar un artículo como este, en el que se  destacan ciertos valores cívicos de uno de ellos. Se trata de Antonio Bonilla Rodríguez, alpujarreño nacido en Albondón y vecino de Vícar, donde desempeña la alcaldía desde hace quince años.

Antonio Bonilla y Miguel Candiota
La constatación de sus méritos supera mi opinión, que podría calificarse de 'contaminada' por mi amistad y afinidad ideológica con el protagonista. Tal valoración la avala el hecho de que dos instituciones serias como la Asociación Cultural Abuxarra, dedicándoselo, y el Ayuntamiento de Albondón,  rindiéndole homenaje, han coincidido, y esto ocurre por primera vez en los treinta y dos años de vida del Festival de Música Tradicional de la Alpujarra, que tendrá lugar el domingo, en su pueblo natal.

No entro a detallar los méritos políticos de este hombre, muy conocidos y bien valorados en los diferentes cargos que ha desempeñado: concejal, alcalde, diputado provincial, secretario de la ejecutiva provincial y senador del PSOE. Me centraré en su perfil humano y en su estrecha vinculación con la vida y la cultura alpujarreñas. Sería injusto olvidar el mérito de  Amparo, la compañera que ha sabido colaborar discretamente y soportar con buen ánimo las ausencias ante la actividad política de Antonio.

Empecemos por sus raíces, trasladándonos a épocas juveniles y a dos pueblos de la Contraviesa alpujarreña: Albondón y Murtas. Aquí, ruego al lector que disculpe mi entrada en  terreno afectivo como es el de las vivencias que, tanto Antonio como yo, compartimos con el máximo exponente de la cultura alpujarreña del trovo, Miguel García Candiota, tristemente fallecido en 2008. Para los jóvenes que no han podido disfrutar de su aguda capacidad de repentización versificadora, debo señalar que El Niño Candiota, como se le llamaba entonces, se crió humildemente en el cortijo Candiota, de ahí su sobrenombre. Desde los siete años se batía, quintilla en ristre, con maestros troveros, como Eduardo Garbín, Enrique Figueroa o El Ciego Merino y otros, en fiestas cortijeras, tras faenas agrícolas como los mondaderos, las matanzas, la vendimia, etc., mucho antes de que el trovo se convirtiera en espectáculo y saltara a los escenarios. Siempre resultaba triunfante.

En mi libro de relatos Lances Alpujarreños, editado por Abuxarra en 1989, como aportación al Festival celebrado en Berja, recojo algunas intervenciones de Candiota. Una de ellas fue grabada por el antropólogo suizo Jean C. Spanhi en su 'esponja de voces' (así llamaba el Tío Palique al primer magnetófono que se veía por allí); después la  incluyó en el primer disco conocido de trovo alpujarreño, editado en París. Miguel ha elevado el trovo a todo tipo de escenarios, populares y universitarios,  españoles e hispanoamericanos, versificando no sólo en quintillas, también en décimas.

Lo que más valoramos de él, Antonio y yo, además de su  calidad y agilidad versificadoras, es su sentido de la amistad y su solidaridad. Ya en su ausencia, ambos recordamos aquellas correrías por las cortijadas de la Contraviesa, durante las vacaciones estudiantiles, para disfrutar de los lances troveros de nuestro amigo, al que, con diferente edad,  nos unía la ideología y la afición por el folklore alpujarreño. Al llegar a la fiesta,  nos ocultábamos porque, nada más vernos, nos lanzaba un trovo y conseguía sonrojarnos con sus flores, no siempre merecidas.

¡Cómo hubiera disfrutado Miguel con este homenaje a nuestro paisano y amigo Bonilla! Lo de 'paisano' es un apelativo que siempre hemos mantenido los tres desde que nos vinimos a vivir a tierra almeriense.

A propósito, recuerdo una quintilla que Miguel me recitó, casi al oído para que no la escuchara Antonio. Estábamos en Vícar preparando un acto cultural. Decía así:

Bonilla, noble y formal.
Nuestro paisano y amigo
es político cabal;
predica, pero da trigo
a quienes lo pasan mal.

Quien haya tratado a fondo a Antonio verificará cuánta razón tenía Candiota en su quintilla,  que, en su honor, la  convierto en despedida.

2 comentarios:

  1. Con gran satisfacción me uno al homenaje a nuestro cuasi paisano y entrañable amigo que todos los alpujarreños le van a tributar en su pueblo natal. Lástima que este año no me corresponde viajar a España,porque ahí estaría yo con toda seguridad. Un abrazo de este alpujarreño que creció en Murtas y que Dios le envió a misionar en estas tierras. fernando

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    1. Querido Fernando: Por un fallo informático atribuible a mi torpeza en el manejo de internet, perdí tu e-mail hace tiempo y no he podido comunicame contigo. Esperaba verte en mañana en Albondón y programar un día juntos, ya que el año pasado, con la operación de Sergio, no fue posible. Por suerte entré en facebook hace poco y hoy te he encontrado gracias a tu comentario. Mándame tu dirección y reestableceremos el contacto. Un abrazo, también de Mari. Pepe

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