Ignacio del Río
Exsecretario General del PP de Madrid
Ignacio del Río, cualificado militante del Partido Popular, en el que ha ostentado cargos de especial relevancia, se interesa en este artículo por la necesidad de que el PP nomine a su candidato a presidente de la Junta de Andalucía. Entre los posibles nombres, avanza el de la almeriese Rosario Soto, que en la anterior ejecutiva del PP de Andalucía era su portavoz y actualmente ocupa un escaño en el Senado.
Rosario Soto |
El Diario
de Cádiz publica este domingo en portada que Rajoy quiere que Miguel Arias
sea el candidato del PP a la Junta de Andalucía. En
páginas centrales abría el abanico y ofrecía otros nombres de posibles
candidatos, como la ministra Fátima Báñez o el secretario general, José Luis
Sanz, Alcalde de Tomares. El
elegido tendrá que enfrentarse a Susana Díaz y a IU, cuya pinza en el Gobierno parece
bastante asentada y que, previsiblemente, acoplaran su estrategia para repetir,
ya que parece difícil que el PSOE, lastrado por el escándalo de los ERES
a sus espaldas -IU ha pasado de la denuncia al chitón-esté en condiciones de
obtener una mayoría absoluta.
Lo
que sin lugar a dudas ha sido un error es la salida de Javier Arenas del
liderazgo del PP de Andalucía, después de ganar las elecciones y obtener el
mejor resultado del centro derecha en la historia democrática. Así
lo reconocen analistas y personajes más vinculados a la izquierda que al PP y
confirman el diagnóstico de que la mayoría absoluta se perdió por la
“arriolada” de un campaña de baja intensidad en el último tramo -no comparecer
en el debate de Canal Sur fue un error, tremendo error- aderezado por la aprobación
de la reforma electoral en las fechas preelectorales.
Pero
siendo ciertos estos hechos contrastados, no cabe duda que el resultado que tuvo
fue excelente y el empujón final que faltó para la mayoría absoluta estaba
dentro de lo previsible en un análisis racional y no emocional de la sociología
andaluza. El
testigo que se pasó a Juan Ignacio Zoido ha tenido desde el primer momento un
marcado carácter transitorio, a pesar de que reúne todas las condiciones
personales y políticas para ser líder del PP en Andalucía. Pero difícilmente se
puede compaginar la oposición con la Alcaldía de Sevilla que requiere ciento por
ciento de atención, sobre todo después del tiempo y del esfuerzo que ha costado
a los populares la victoria electoral.
Una
vez que el PSOE ha movido ficha con la salida de Griñán en tracto continuado
con Susana Díaz, después del paripé de las primarias teledirigidas desde el
“aparachick”, al PP no le queda otro remedio que mover ficha.
Miguel
Arias tiene sobradas virtudes profesionales y políticas para ser candidato a la Junta de Andalucía, pero es
un despropósito y un acto de prodigalidad mandarlo a enfrentarse con Susana
Díaz y el candidato de IU. Primero
porque para gestionar bien una campaña electoral hay que hacer oposición en el
lugar adecuado que nos otro que el Parlamento andaluz. Hay tantos ejemplos de
errores cometidos por los partidos en la designación de candidatos extra
parlamentarios que no merece la pena ni citarlos.
En
segundo lugar, porque un buen político no quiere decir que sea intercambiable a
cualquier situación. La idoneidad es importante –Miguel Arias ya cubrió en su
tiempo la asignatura de Andalucía- y tiene proyección suficiente para jugar en
otras demarcaciones en las que se aproveche la experiencia labrada en su
trayectoria política.
Desde
revalorizar su posición en el Gobierno que falta hace, hasta su ubicación en la Comisión Europea
en la que puede aportar importantes servicios a España. Si
además se añade que se va a tener que enfrentar a una mujer Susana Díaz, con
denominación de origen “solo aparato”, lo inteligente es reconocer el futuro
escenario electoral y adopta una estrategia inteligente. Luego, mejor situar a
otra mujer enfrente y utilizar algunas de las opciones de políticas populares
que han ganado ya al PSOE en Andalucía. Desde Fátima Báñez o las
alcaldesas de Cádiz, Teófila Martínez o de Marbella, Ángeles Muñoz o de Jerez,
María José García Pelayo o algunas de las portavoces en el Parlamento, como
Rosario Soto. Y todo sin olvidar al actual portavoz Carlos Rojas que está
haciendo un buen trabajo.
En
las elecciones de 2012 el PP-A obtuvo 50 diputados a solo 5 de la mayoría
absoluta. El reto no puede ser otro que mantener los votos conseguidos y
abrirse y conectar con los jóvenes y nuevos sectores andaluces.
El
PP debería situar a Andalucía entre los tres primeros objetivos de las futuras
elecciones autonómicas. Con más de ocho millones de habitantes y lo que
representa políticamente sería un tremendo error dilapidar lo que ya se ha
conseguido en Ayuntamientos y en el Parlamento andaluz. Y la
experiencia dice que los votos siempre son para el que los trabaja en los años
anteriores.
Por que no se disuelve el PP. Seria más facil y la mejor opción
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