Antonio Torres
Doctor en Periodismo
Los másteres de la Universidad de Almería
tienen un plus de intercambio cultural y de fomento del turismo. En el de
Comunicación Social ha dejado huella un alumno convertido en líder, delegado de
curso y que, por su vocación solidaria con sus ideas para mejorar el contexto
actual, sueña con abrir un centro educativo “que acabaría con muchos problemas
de paro y de identidad”.
Elliott, en el discurso de clausura del Máster de Comunicación |
Elliott Domínguez Gudini (Xalapa,
Veracruz, 1984), delegado de curso en la Universidad de Almería, es hijo de una familia
acomodada. Su padre es catedrático en Farmacobiología y su
madre licenciada en Derecho.
Defiende lo conseguido por los
españoles en el ámbito de la salud y de la educación, y en los medios de
comunicación denuncia “un retroceso en la independencia y en la libertad a la
hora de afrontar cuestiones políticas locales”. Antes de llegar al sur trabajó
para varios medios mexicanos e hizo crónica deportiva.
Se ha convertido en un enamorado
de Almería, “una ciudad pequeña, acogedora y del paisaje de Cabo de Gata
que combina playa y montaña”. Una expresión que refuerza con su visión
multicultural. “Para algunos”, subraya, “cruzar el Atlántico ha sido un
auténtico placer”.
En su discurso de despedida del
curso puso una mirada al cine, su gran pasión, y a la literatura. Viene de una
ciudad con muchas historias, recogidas en un famoso mural que representa a
esclavos robados de África que crearon la primera colonia libre
americana. De su interés por ir a la profundidad de las cosas, le
interesa todo lo relacionado con la educación. “En su poema clásico, el
poeta norteamericano Will Allen Dromgoole relata la historia de un anciano
viajero que en el ocaso de su jornada y tras cruzar un escabroso barranco por
cuyo fondo corría un lúgubre arrollo, decidió construir un puente, que hiciera más
seguro atravesar la corriente. Estando en los trabajos de edificación, otro
viajero a gritos le preguntó el propósito de su faena… el poeta relata esa
conversación de la siguiente manera: “¡Escuche!”, le dijo un viajero que pasaba
por ahí “malgasta usted su tiempo al construir un puente aquí. Su viaje ya
termina pues ha llegado el fin del día. Y ya nunca más transitará por esta vía.
Ha cruzado el barranco, dejando atrás lo más duro. ¿Por qué construye un puente
estando ya tan oscuro?”
El anciano constructor levantó
entonces la cabeza: “Es que por este mismo camino noté que hace algunas horas
me trataba de alcanzar un jovencito inexperto que por aquí ha de cruzar. Este
profundo barranco para mí no ha sido nada. Mas para el joven que viene será una
encrucijada. En las sombras pasará cuando llegue aquí. Es por eso que para él
este puente construí”.
Su discurso mostró una encendida
defensa de los buenos hábitos, la organización y la puntualidad para triunfar.
“Fue así como muchos recordamos y otros aprendimos que los días no terminan con
la puesta del sol, sino que terminan con la satisfacción del deber cumplido.
Aprendimos que la almohada puede ser más o menos dura, dependiendo de la
tranquilidad con la que llegáramos a ella”.
La paciencia es otro de los
puentes trazado por Domínguez Godini. “No podemos escapar de nuestra influencia
personal, ni de su fuerza destructiva o edificante. No podemos escapar de ser
influidos por los demás, ni de ser una influencia en mayor o menor medida,
influencia de determina nuestra historia y que selecciona nuestra memoria”.
Sus palabras rotundas acabaron con un recuerdo para su familia.
ResponderEliminarFrancisco Escámez Mañas en el facebook:
Muy buena entrevista a D. Tomás la que aparece hoy, lástima de titular tan desafortunado... retrato del nivel del periodista
No entiendo cómo le pueden permitir ésto que ha dicho.