Periodista
Empezamos. Unos padres andaluces en paro con un hijo de siete años que padece
una grave enfermedad para la que necesita atención especializada. Ellos no
pueden pagar las terapias que el niño precisa. Ante semejante problema una
televisión pública puede hacer dos cosas:
Toñi Moreno |
a. Montar alrededor de esos padres sin recursos y bastante desesperados un
programa de televisión, con una presentadora cercana y dicharachera. Apelar a la
caridad del españolito de a pie, en lugar de reclamar la justicia exigible en
estos tiempos, para que tacita a tacita, con el esfuerzo de todos, reunamos
dinero para que los padres de ese niño desdichado puedan pagarle la terapia.
b. Denunciar, ante todo, que la ley de Dependencia, que existe precisamente para casos como estos, no funciona. Explicar por qué coño no funciona. Contarle
al espectador, maduro y exigente, cómo deberían ser ya todos los espectadores
españoles de este nuevo siglo, en qué consistiría en este caso que nos ocupa la
ley, qué beneficios obtendría el niño, cómo se gestionaría y dónde deberían ir
los padres del niño o cualquiera en su misma situación a demandar su derecho. Y
para terminar, la tele pública, en esa tarea de denuncia, debería exigirle al
Gobierno el pleno y correcto funcionamiento de esa ley.
¿Qué dirían que ha hecho TVE? Exactoooo. Nuestra televisión pública ha puesto
en marcha un nuevo formato Entre todos que ya funcionaba en otra tele
pública, Canal Sur, con idénticos tintes. Allí se llamaba Tiene
arreglo. Al programa, que opta por la caridad y no por la justicia, como ya
he dicho, va llamando gente: españoles con un gran corazón y muy generosos, que
pese a lo mal que lo están pasando, pese a las dificultades, han decidido ayudar
a esos padres necesitados para que "Antonio, que quiere vivir, que quiere hacer
muchas cosas" pueda recibir la terapia que, incomprensiblemente, la sanidad
pública de nuestro público Estado del bienestar no le da. Ningún atisbo de
crítica a ese hecho, por cierto, ningún comentario de ninguno de los buenos
españoles que llaman, ni por supuesto de la presentadora, súper fresca, súper
natural y súper cercana, el calificativo que más leído sobre ella.
Se presentan otros casos, además del que he contado. Gente que nos necesita.
Y el programa se puebla de madres abnegadas y solidarias, (algunas de ellas muy
jóvenes, que pese a todo, tuvieron a sus hijos), buenismo de baratura,
espectacularización del dolor, de las emociones, de la solidaridad mal
entendida. Y todo disfrazado de servicio público: por eso hay una mesa con
expertos, abogados, psiquiatras y mediadoras familiares que le dan esa pátina de
respetabilidad, necesaria para que el programa no se vaya al cubo de la
telebasura, así directamente. Para hacer más llevadero el trago del programa y
sus problemones, el público entra al trapo en un juego: cada vez que a la
presentadora le avisan que tiene una llamada de un espectador generoso, ella se
vuelve y les grita, "¿Qué tengo?", y ellos, entusiastas, gritan:
"¡¡¡¡Llamada!!!!". Luego el jaleo y el aplauso. Y así todo es más divertido. El
programa también plantea problemitas. Como el del niño que se va de vacaciones y
no tiene con quién dejar a su mascota, que es un bicho que no reconozco (para
entonces he bajado al volumen porque estaba empezando a hiperventilar).
Durante el programa, que por cierto está producido por la productora de Pablo
Carrasco, antiguo directivo de TVE y de Canal Sur (la autonómica andaluza, por
cierto también, ha acusado de plagio a la cadena pública nacional), pasan cosas
bonitas y entrañables como:
- Los demandantes de ayuda lloran cada vez que la llamada de un espectador
deja unos euritos. Y lloran con verdaderos sollozos si son eurazos. Mil, por
ejemplo.
- Un niño, animado por su madre, llama para ofrecer el dinero de su hucha.
Aplausos, rendición absoluta de la presentadora, más lágrimas de los padres
desesperados.
- Un rótulo sobre la madre del niño que necesita terapia dice: "Mi marido se
ofrece como albañil para arreglar pisos". Como el hombre está en paro, deducimos
que quizá tenga que cobrar en negro, pero eso no se especifica. Y supongo que
Montoro no va a estar ahí, persiguiendo el tema, pudiendo perseguir a los
actores que no pagan sus impuestos en España.
- Conexión con la redacción donde los 20 periodistas del programa están
controlando las llamadas, que son miles, porque aunque en este país haya seis
millones de parados y muchos
indignados-que-tienen-twiter-y-televisiones-de-plasma-y-muchas-becarias-que-se
gastan-el-dinero-de-las-becas-en-aumentos-de-pecho, aún hay españoles de bien,
que no salen a la calle a manifestarse y que en lugar de eso ven programas como
este, que es muy educativo y mu bonito... En la citada conexión, una de las
redactoras nos explica el funcionamiento: nosotros recibimos las llamadas y lo
coordinamos todo. Estupendo pues.
- La llamada de una espectadora de A Coruña dispuesta a ayudar a una madre a
la que le han cortado el gas por no poder pagar y que tiene una hija de 16 años
con una enfermedad degenerativa y a la que no puede duchar en casa. La
presentadora, al saber que es de A Coruña dice, "¡Qué bien se come en La Coruña!
¿eh?"
- La llamada de una espectadora de Cartagena que se siente muy identificada
con esa madre coraje, (la conductora del espacio dice que no quiere
usar el término pero que no le queda otro remedio) y que va a ayudarla también
con un dinerito. La presentadora, al oir que es de Cartagena dice: "¡Qué bonito
es Cartagena! ¿eh? yo estuve allí una vez haciendo un reportaje de un
submarino".
- La llamada de una señora de Burgos. La presentadora dice: "Umm, un plato de
morcilla de Burgos, tostaito, vuelta y vuelta, a estas horas ¿eh? ¿Sabe qué le
pongo yo a la morcilla, así por encima? Un poquito de avellanas".
- Reporteros entregados en las casas de cada una de las familias que reclaman
ayuda para sus penalidades. Una de ellas, al presentarnos el caso de Giovana nos
advierte: su hija sufre una enfermedad degenerativa pero es muy cariñosa.
- La presentadora, muy jovial, usa los tópicos que debe usar en todo momento,
para que el espacio pueda gustar al español medio. Le llama guapo o guapa a todo
el mundo. Lo sea o no lo sea, por cierto. Y dice que ella se ha enterado que
ahora llamas a unos grandes almacenes a Valencia y te llevan la compra a
Vigo...
- Gente que llama y da ropa para los niños o literas para que no duerman
juntas en una cama tan pequeñita.
- Una madre con un hijo adoptado y una expareja (con quien realizó el proceso
de adopción) que dice que como el niño es adoptado no se hace cargo de la
manutención. Un delito, sí. El Estado debería también tomar cartas en el asunto,
pero no. Mejor apelamos a la buena gente. Una de las señoras que llama dice: lo
principal es tener salud. Aunque hay que agradecerle que esto lo diga en este
caso y no en los anteriores: niño con parálisis, niña con enfermedad
degenerativa, o anciana Alzheimer.
El programa tuvo el lunes, día del estreno un 7,7% de audiencia. 858.000
espectadores. No más, desde luego, de la que tenía una serie de ficción
nacional, Gran Reserva: el origen, que era una buena serie de ficción
nacional. Resumiendo, a ver si entre todos nos cargamos un Gobierno que
consiente un país con esas necesidades y ese nivel de abandono, que nos llevan a
otros tiempos de plomo.
(Publicado en El Huffington Post. Autorizada su reproducción para La Opinión de Almería)
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