Mañana, Cristóbal Fernández, ante el juez por el Algarrobico

Juan Torrijos
Periodista / La Voz de Almería

El que fuera en su día el alcalde más joven de Carboneras, Cristóbal Fernández, está llamado a declarar mañana, día 13, martes para más señas, sobre la actuación del Ayuntamiento carbonero en la trama del Algarrobico.

Cristóbal Fernández
Hora era de que la justicia llamara al hombre-político que más luchó en su momento para que el pueblo que dirigía tuviera un hotel de lujo y a lo grande. Y a punto ha estado de lograrlo, pero... ¡Ay, doña Cristina, qué disgusto le dio usted al señor Fernández el día que se paseó en barca por la hermosa costa de nuestro parque natural y, ante la visión del hotel en construcción, llamó a los chicos del arco irisado!

¿El barco en el que navegaba era de usted, de un amigo o lo pagaban, como casi siempre, los ciudadanos con sus impuestos?

No entiendo que se haya tardado tanto en llamar a don Cristóbal para que nos cuente todo lo que sabe sobre los terrenos en los que se asienta el hoy cerrado (y a la espera de su demolición) mamotreto. Más vale tarde que nunca, señor juez. La sórdida madeja de los permisos municipales y autonómicos puede empezar a ser entendida tras lo que nos cuente en sede judicial el exalcalde carbonero.

Entiendo que lo que nos diga será la verdad. Fuera de la política, sin nada que deber y agradecer a sus antiguos compañeros de militancia, el señor Fernández puede y debe decirle al juez todos los pormenores en los que se ha movido el hotel, los políticos, la empresa constructora, los terrenos comprados y fundamentalmente los pasos que se dieron para que los permisos estuvieran en manos de los promotores.

El Algarrobico es una asignatura pendiente que tiene la política andaluza y almeriense, y no me gustaría que se cerrara solo con el derribo del hotel y el pago del lucro y otros suplidos por parte de los ciudadanos. Siempre nos toca pagar las meteduras de “pata” de los políticos. ¿Hasta cuando?

Nadie quiere hablar de responsabilidades políticas, pero las hay y muy graves. Los políticos que dieron los permisos y los técnicos que hicieron los informes tienen que sentar sus reales o no tan reales posaderas en el banquillo de los acusados y contar lo que ocurrió. ¿Hubo presiones, mordidas, coñas marineras? Nos gustaría conocerlo.

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