Alicia Cifuentes Salazar
Miembro del GT Almería. UPyD, Agrupación Local de Almería
Para los curiosos: el procedimiento de "cambiar algo
para que nada cambie" tiene su origen en una frase de la novela
(considerada como una de las obras maestras del siglo XX) El gatopardo, del escritor
italiano G. Tomassi di Lampedusa (1896-1957).
En el relato, ubicado en el contexto de la unificación italiana del siglo XIX y
la revolución garibaldina, uno de los protagonistas la pronuncia con la
intención de dar a entender la conveniencia de que la aristocracia acepte el
nuevo régimen para poder conservar su influencia y poder. Desde entonces, esta
expresión se viene utilizando, especialmente en el ámbito de la política, para
hacer referencia a aquellos cambios en aparencia beneficiosos, pero que
encierran un fondo cínico que busca que las cosas sigan igual. Los
últimos acontecimientos en la política andaluza han determinado que de aquí a
unos cuantos días, el próximo 5 de septiembre, haya un cambio, tengamos
presidenta nueva. ¿Es esta la táctica que se ha seguido en el gobierno
autonómico?
Si
hacemos un repaso de todo lo acontecido en los dos últimos meses quizá los
hechos sean lo suficientemente elocuentes.
¿A qué venían tantas prisas? Haciendo
un recorrido por la prensa, hay quienes las achacan a la combinación de tres factores:
la inminente amenaza de una imputación en el caso de los ERE, la dificultad en
las negociaciones con su socio de gobierno, IU, para sacar adelante unos
próximos presupuestos que se prevén complicados, y también la delicada
situación política a nivel nacional.
Otras opiniones se decantan por aseverar
que la precipitación viene de que Griñán tiene trazada ya una hoja de ruta
perfectamente sincronizada que terminaría con la convocatoria de elecciones
anticipadas la próxima primavera. Probablemente se trate de ambas cosas. Lo
cierto es que parece que la estrategia está funcionando, porque ha pillado
desprevenido al PP andaluz, que pensaba elegir a su candidato tras las
elecciones europeas, y apenas ha conseguido proferir unas leves críticas en
lugar de la airada reacción que un asunto semejante habría suscitado en otro
momento. Tal vez sea por eso, o tal vez porque no encuentran la suficiente
legitimidad para arremeter teniendo en cuenta que el relevo de Esperanza
Aguirre y de Ruiz Gallardón en Madrid tuvo lugar en las mismas circunstancias.
No sería muy conveniente levantar ciertas alfombras precisamente en este
momento, con la que está cayendo. Aunque
lo peor del asunto, es que en todas estas maniobras no se puede hablar de
fraude, porque, aunque reprobables desde el punto de vista ético, tal y como
está montado el sistema de partidos en nuestro país, resulta que es
completamente legal, ya que se vota a un partido, no a un candidato. Ante
hechos como estos, que solo son uno de tantísimos casos, cómo no va a ir en
aumento la desafección de la sociedad hacia la política y los que la llevan a
cabo.
El
relevo generacional no consiste en cambiar al candidato o al cargo por una
persona de menor edad, como lo entienden nuestros políticos. Esta práctica solo
conduce –con toda la intención- a mantener en las estructuras a los que ya
están: las cúpulas eligen a los nuevos basándose en lazos de amistad y
clientelismo, con lo cual se aseguran de que estos seguirán contando con ellos
cuando tengan el poder. Así no hay cambio, ni relevo de políticas. El auténtico
relevo pasa por cambiar, entre otras cosas, el funcionamiento interno de los
partidos, y sobre todo, por la existencia de listas abiertas. Solo de esta
manera se podrá dar paso a los que tengan auténtica vocación política, ideas
nuevas y capacidad para dar respuestas a las demandas y problemas de aquellos
que los han elegido.
La
regeneración democrática que necesita la sociedad de nuestro país se consigue
así, cambiando todo lo que no funcione. De esta manera podrán los ciudadanos
sentir que vuelven a tener las riendas y que son parte activa de la política.
Si no, la desafección política será solo el principio.
Qué buen análisis de lo que está ocurriendo en Andalucía. Hoy la nueva presidenta en su discurso de investidura ha tenido la desfachatez de dar titulares para la prensa como: "Susana Díaz propone eliminar las donaciones privadas a los partidos políticos" "La candidata a la presidencia de la Junta destaca en su discurso de investidura su compromiso para acabar con la corrupción" Qué cinismo y qué forma de tomar por tontos una vez más a los ciudadanos. Gracias a artículos como estos podemos poner a cada uno en su sitio y llamar las cosas por su nombre. Enhorabuena
ResponderEliminarYa están aquí de nuevo los Peperos, criticando cualquier cambio. Todo les parece mal, todo lo que venga de la izquierda
ResponderEliminarLa nueva presidenta ha tardado 10 años en terminar sus estudios de Derecho,y nunca ha tenido profesión reconocida, salvo su "carrera política". Sus declaraciones en el discurso de investidura son una tomadura de pelo. Anunciar que va a luchar contra la corrupción cuando ella es un producto de la misma
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo contigo
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