Rafael Hernando y la desnutrición infantil

Elena Valenciano

Vicesecretaria General del PSOE

Un buen amigo mío, joven dirigente del PSOE y concejal de un pequeño municipio de la provincia de Toledo, me contó, visiblemente impactado, la siguiente experiencia: el Ayuntamiento había decidido llevar algunos alimentos de primera necesidad a las familias del municipio que peor lo estaban pasando – paro, deudas, hijos menores, etc.-.

Rafael Hernando
Mi compañero, junto con otra concejala del pueblo, se encargó de hacer alguna de esas visitas. En la bolsa llevaban pan, leche, arroz, azúcar y algunas conservas. Al llamar a la puerta del primer domicilio de su ruta, abrió una mujer bastante joven y sonriente -su marido, un pequeño empresario de la industria de la madera, que siempre había trabajado bien y ganado bastante dinero, había tenido que cerrar su establecimiento por falta de encargos y el matrimonio estaba atrapado con una hipoteca-. Se trataba del típico matrimonio de clase media con una vida confortable, hasta entonces. Tenían dos hijos de 5 y 8 años.

Cuando mi amigo entró al hall de la casa -un piso grande y luminoso- los dos niños llegaron corriendo desde el fondo del pasillo y… al ver las barras de pan que sobresalían de la bolsa, se lanzaron sobre ellas y empezaron a comérselas con verdadero ansia. La madre no se avergonzó de la escena, ni regañó a sus hijos por la falta de educación.

“Lo siento – le dijo a mi amigo-, es que llevan siete días comiendo espaguetis cocidos y agua con azúcar”. Y se llevó a sus hijos hacia la cocina con toda la ternura que cabe en una madre.

Espero que alguien le cuente una historia como está -hay miles, desgraciadamente- a Rafael Hernando para que sepa que la verdad es lo contrario de lo que él ha dicho; son las madres y los padres los que más sufren por el hambre y las necesidades que puedan pasar sus hijos.

En la dificilísima situación por la que atraviesan millones de españoles, hacer a los padres y madres responsables de la desnutrición, incluso del hambre, de sus hijos es lo más frívolo y cruel que hemos escuchado en mucho tiempo.

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