Emilio
Ruiz
Unicaja,
la única caja de ahorros que nos queda en Andalucía, ahora también convertida
en banco con el nombre comercial de Unicaja Banco, se ha propuesto meter la
tijera en las retribuciones salariales de sus empleados. Tiene el propósito es
conseguir en dos años un ahorro de 51 millones de euros, el 20 por ciento del
total de los costes laborales, equivalente a unos 900 empleos. Pero ni los
empleados ni los sindicatos están por la labor.
Según
Unicaja, este ahorro en los costes laborales es necesario por varios factores:
el estrechamiento de márgenes que se está produciendo, el menor volumen de
negocio, las crecientes necesidades de dotaciones y exigencias de capital
impuestas por el Banco de España y el crecimiento de la morosidad, entre otros.
“A pesar de que Unicaja no ha recibido ayuda pública, precisa reducir costes al
igual que el resto del sector para no quedar en desventaja competitiva»,
manifiestan en la entidad. A juicio de Unicaja, «una disminución de costes y
mejora de la eficiencia son imprescindibles para preservar la actual posición
de solvencia y estabilidad de la entidad, así como para garantizar el futuro de
la entidad».
El
plan de ajuste presentado a los sindicatos pretende realizar una rebaja del
monto salarial de los empleados en base a dos niveles de retribución: Una reducción
del 6 por ciento para los salarios más bajos y un 9 por ciento para los más
altos. Además, se produciría una congelación de las aportaciones de la empresa a
los planes de pensiones, se establecería un plan de bajas incentivadas y otro plan
de prejubilaciones para empleados mayores de 57 años. La empresa también ha
puesto encima de la mesa la necesidad de establecer la movilidad geográfica entre
sus empleados sin límite de kilómetros.
«Una
propuesta así es lamentable e inasumible teniendo en cuenta la solvencia de
Unicaja y sus beneficios. No nos lo merecemos. Estamos dispuestos a negociar
medidas pero no peores que las que han ofrecido entidades rescatadas», señalan
en fuentes sindicales, que consideran que una propuesta tan rígida no responde
a una necesidad de la entidad sino a una previsión de resultados futuros
adversos que no están fundamentados.
Los
sindicatos, no obstante, no se cierran en banda. Están dispuestos a cerrar un
acuerdo, pero no tan traumático que el propuesto por la empresa. Aceptarían el
plan de prejubilaciones si la edad se baja hasta los 55 años. De esta forma, se
podrían acoger unos 800 trabajadores. También piden un aumento del porcentaje
de indemnización.
La
caja ofrece para las prejubilaciones una indemnización que oscilaría entre el 58
y el 63 por ciento del salario bruto. Respecto a las bajas incentivadas, el
ofrecimiento es 25 días por año trabajado y un máximo de 18 mensualidades para
los mayores de 50 años, mientras que para los menores de 50 años serían de 30
días con 24 mensualidades de tope. Cantidades insuficientes en ambos casos para
los sindicatos, que consideran que el porcentaje de indemnización debe ser en
torno al 75 por ciento y el número de mensualidades debe ser de 48 con 40 días
por año.
Las
partes negociadoras tienen una nueva cita el 2 de octubre. Unicaja ha puesto
fecha límite a las negociaciones: finales de noviembre. Si no hay acuerdo,
dice, se recurrirá a lo establecido en la legislación laboral.
Unicaja es una de las empresas más importantes de Almería en cuanto a número de empleados. Se calcula que en torno a 500 almerienses reciben su nómina de la entidad ahorradora andaluza, en la que hace muchos años se integró Cajalmería, el Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Almería.
Unicaja es una de las empresas más importantes de Almería en cuanto a número de empleados. Se calcula que en torno a 500 almerienses reciben su nómina de la entidad ahorradora andaluza, en la que hace muchos años se integró Cajalmería, el Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Almería.
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