Menos pactos y mejores partos

Antonio Felipe Rubio

Periodista

No vamos a aprender en la vida. A la mínima oportunidad que se le otorgue a la Junta de Andalucía de celebrar un pacto, ésta lo aprovecha para desviar responsabilidades hacia el Gobierno central reactivando el marasmo de competencias, transferencias pendientes, protocolos de colaboración, convenios… en definitiva, que la culpa será del empedrado o de aquél maldito tango. Nunca aceptará la Junta una autocrítica en la evidencia de incumplimientos afectos a sus competencias, y, gracias al Colegio de Médicos, halla un nuevo asidero para la confrontación por la vía de la exposición de un bienintencionado pacto que se torna en otra nueva polémica estéril, vacua y dilatoria.

Una foto para la reflexión
El Materno Infantil es un proyecto presupuestado, licitado, adjudicado e iniciado. Se aprobó un presupuesto oficial; se presentó la maqueta; se colocó la primera piedra, asistiendo las primeras autoridades; se inició la obra; se dejó de pagar… se paralizan las obras. Y ahora, tras numerosos engaños sobre el plante de las obras (torreta eléctrica, acceso de camiones para acopio de materiales…) se plantea un pacto de involucración reivindicativa.

La Junta ya apuntaba maneras cuando presentó un impresentable proyecto que contenía ¡Casi doscientos defectos y vicios! Que, evidentemente, el Ayuntamiento devolvió para su rectificación; no obstante, la Junta culpó al consistorio de obstrucción y nula colaboración. Recordemos que, entre los defectos detectados, una camilla no podía evolucionar por los pasillos del futuro hospital.

Aquí no cabe más “pacto” que el de la posible vulneración de la legalidad. Hay que plantear si se ha podido producir un supuesto de desviación de fondos finalistas hacia otras o ninguna otra finalidad (¿malversación?). Hay que averiguar y, en su caso, elevar a la instancia judicial pertinente si se ha vulnerado el procedimiento administrativo que consigna un presupuesto oficial y lo paraliza sin causa conocida ni justificada. Por otro lado, la Junta conoce y practica este proceder. No olvidemos que, contra toda justificación racional, paralizó el Parque Comercial Gran Plaza (Roquetas) e intentó encarcelar al alcalde. Igualmente, la Junta pretende derribar el Hotel El Algarrobico (Carboneras) y, aun siendo colaborador necesario para su construcción, se ha personado en los tribunales de justicia para intentar derribarlo. Y por no mencionar innumerables casos, acosos y arbitrariedades en viviendas ilegales, parques naturales, concesiones administrativas, etc.

Los pactos, aunque con el componente de buena intención, sirven para pastelear y aflorar un campo de batalla sectaria. Baste recordar el recorrido de la Mesa de las Infraestructuras, Pacto por Almería (?), observatorios, plataformas… y, por fin, la insultante demagogia: “Si hemos de priorizar, las personas son antes que las obras”. Esta evacuación intelectual (Adela Segura) es el peregrino argumento que justifica la inutilidad del Ejecutivo andaluz ante una obra de una infraestructura sanitaria que se precisa para dignidad de un servicio público esencial.

Desde el Paleolítico Inferior las “personas” buscaban cobijo (cuevas) y se asistían de herramientas y pertrechos para garantizar su supervivencia. Ya sé que el Estrecho se puede cruzar a nado, pero es más humano hacerlo en embarcación. Las infraestructuras son consustanciales con nuestro modelo de vida, y el decoro es símbolo de respeto.

 Ya está bien de victimismo, vasallaje y sectarismo. El nivel de exigencia ha de superar la trama y la coraza que otorga impunidad y blindaje a los gobernantes que actúan mermando nuestros derechos y aspiraciones.

Clamo por la justicia en sede judicial y el coadyuvante clamor social en todos los foros posibles. Este es el mejor pacto, el pacto por nuestra propia dignidad.

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