José
Fernández
Periodista
Tras
una semana de galerna mediática provocada por la torpeza con la que la presidenta
Susana Díaz y su equipo de talludas novedades han gestionado la composición del
nuevo gobierno andaluz cerrando sonoramente la puerta en las narices a los
almerienses, el hasta ahora enmudecido aparcero del predio socialista andaluz
en Almería, José Luis Sánchez Teruel, ha roto su comprensible silencio para
insistir en esa idea/fuerza con la que desde Sevilla se nos está intentando
vestir la burra muerta de la ausencia de almerienses en todas y cada una de las
consejerías e incluso en todas y cada una de las viceconsejerías del recién
ensamblado gobierno de la Junta
de Andalucía: “Habrá almerienses en puestos clave del gobierno andaluz”,
aseguró Sánchez Teruel en rueda de prensa.
Bueno,
pues ya me dirán qué clase de gobierno tiene “puestos clave” fuera de su
presidencia, vicepresidencia, consejerías y viceconsejerías. Quizás el mismo
que se sabe con
suficiente margen de maniobra como para permitirse gobernar de espaldas a una provincia
durante más de treinta años, sabedor de que sus valedores en esa provincia se las
van a tragar dobladas tantas veces como haga falta.
Y
aunque ahora crepiten las voces de la insurrección y se avive la nostalgia
murciana por ese hálito oriental que nunca salió de nuestro Himno, Almería siempre
ha tenido una sólida cantera de entregados y solícitos defensores del vínculo sevillanista
en el reparto habitual de las grandes producciones locales.
Y
es que a los partidarios almerienses del invento, tanto en las esferas política
como empresarial y cultural, en más de una ocasión no les ha faltado más que
girar el cuello y, en el fragor de la cubrición, musitar con voz queda “perdone
que le dé la espalda, señorito”. Y en esas seguimos.
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