Emilio Ruiz
Dos años y medio después de duras negociaciones y
múltiples preacuerdos y acuerdos, a dos y más bandas, la fusión entre Unicaja y
Banco Ceiss (el banco formado por las cajas de ahorros castellano-leonesas Caja
España y Caja Duero) tiene todas las pintas de irse al traste. Y no es
precisamente por la falta de voluntad de los responsables de las dos entidades
financieras, que la tienen y sobrada. Braulio Medel sabe que Unicaja tiene que
ganar tamaño para garantizar su subsistencia y Evaristo del Canto sabe también
que si se frustra la fusión con la andaluza el triste sino de la entidad de
Castilla y León no es otro que el de la liquidación (“resolución”, en la
terminología oficial).
¿Qué está sucediendo para que una fusión que desean
las dos partes no se pueda llevar a cabo? La respuesta es múltiple. En primer
lugar hay un culpable: los continuos cambios normativos del Gobierno, que
endurecen las exigencias de solvencia a las entidades financieras. Es lógico
que cada vez que el BOE da una vuelta de tuerca en este sentido, Medel ponga
encima de la mesa del Frob su correspondiente valoración económica.
Las preferentes. Después, está el tema de las preferentes.
Unicaja ha puesto como condición que al proceso de canje de preferentes de
Ceiss por acciones de Unicaja acudan suficientes afectados como para obtener
una capitalización de 1.250 millones de euros. Los tenedores de preferentes de
Ceiss están rechazando la propuesta de canje. Por dos razones: porque no
aceptan una quita y porque no admiten que las acciones que se les dan no se
puedan hacer líquidas hasta 2015. Unicaja ha pedido una garantía adicional que
cubra hasta los 1.250 millones para el caso de que se produzca una deserción de
los preferentistas. Pero el MoU (Memorándum de Entendimiento con las
autoridades europeas) no lo permite. El Banco de España está negociando con
Bruselas una fórmula de concesión de esa garantía.
Las
cláusulas suelo. Como si los obstáculos para la fusión fueran pocos,
ahora surge también el tema de las cláusulas suelo. En el sector bancario
español se da por hecho que antes o después el Gobierno va a regular las
cláusulas suelo de las hipotecas y su consiguiente desaparición. Ceiss tiene
más de 2.000 millones de euros en este tipo de hipotecas. Su eliminación supone
un aporte adicional de recursos propios que Unicaja también quiere valorar y
garantizar.
"El
Gobierno se saca un conejo de la chistera cada dos por tres y, aunque es
verdad que afecta a todos los bancos, también tiene un importante impacto
económico en las proyecciones de la fusión", explican fuentes cercanas a
la operación, según informa “El Confidencial, que añade que en Unicaja se
consideran "maltratados" en el proceso de reestructuración
porque les ponen muchas pegas para cualquier petición mientras que el Ejecutivo
ha dado ayudas estratosféricas a los compradores de entidades como Banco de
Valencia (La Caixa), CAM (Sabadell) o CCM (Liberbank).
La liquidación de Ceiss sería un fracaso colectivo y
el camino peor elegido para todas las partes implicadas en el proceso. Por eso
existe una tibia esperanza de que las autoridades monetarias españolas y
europeas sean sensibles ante las justas peticiones del presidente de Unicaja.
Lo que nunca va a hacer Braulio Medel es echarse la soga al cuello ante una
fusión de resultado incierto que puede llevarse por delante a una entidad,
Unicaja, que está hoy entre las más saneadas del sistema bancario español.
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