Juan
Torrijos
Periodista
Algunos
paisanos nos dirán que somos unos paletos. Y hasta defenderán los nombramientos
del Parlamento Andaluz y de los partidos políticos que los representan. Llega
uno a pensar que Almería se divide entre “paletos” y “pelotas”. Y es lo que
parece. Algunos estamos hasta las narices de que nos digan los políticos de Sevilla
un día sí y al siguiente también que no hay almerienses con capacidad y
responsabilidad para estar al frente de entes dependientes de la Junta de Sevilla.
El
compañero Simón Ruiz nos ofrecía hace una semana un amplio informe sobre el
nombramiento de cincuenta personas para distintos entes andaluces nombrados por
los partidos políticos con representación en el Parlamento sevillano. Eran
cincuenta nombres sobre los que recaían distintas responsabilidades y unos
buenos estipendios.
De
ellos, veinticuatro eran de Sevilla. Nada que objetar. Son los que están
mandando, el ser
de Triana o de sus alrededores tiene su cuota. Y no está Susana por olvidarla. ¿Y
de Almería cuántos hay? Es la lógica pregunta que todos nos hicimos en ese momento.
Contestación
que se nos ocurre: somos unos catetos, unos paletos y no tenemos capacidad para
estar en puestos de esa importancia o categoría, por lo tanto. Ni uno de
Almería, oiga. No me lo puedo creer. ¿Me está usted queriendo decir que de cincuenta
nombres dados por los partidos sentados en las riberas del Guadalquivir ni uno
es de Almería o que en ella tire de la cadena?
Así
es, ni un almeriense. ¿Han dado los padres de la patria andaluza alguna excusa?
Todavía no, y es de esperar que no lo hagan, pues cuando lo han intentado sobre
la falta de consejeros han quedado peor que Cagancho.
Ya
sabemos lo que nos sigue esperando a los almerienses. Ahora que vengan los “pelotas”
de turno y nos vuelvan a llamar catetos, paletos o lo que les dé la gana, pero
estarán conmigo en que cada día sus jefes sevillanos se lo ponen más difícil.
Consejeros
no eran muchos a nombrar, cierto, vices tampoco, también es cierto, pero ahora
estamos hablando de cincuenta, cincuenta, y ni uno de Almería. Eso sí, de
Sevilla veinticuatro, veinticuatro. De Almería ni uno. ¿El problema? Que Almería
se divide entre “paletos” y “pelotas” y así nos va.
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