Elena Torres
Periodista / Teleprensa
La configuración del nuevo gobierno de la Junta de Andalucía, tras la marcha
de Griñán, ha abierto una profunda herida que, todo hace indicar ahora, no
estaba cerrada. La falta de un consejero almeriense ha sido la chispa que ha
encendido la llama, pero en realidad no ha hecho sino aflorar ese sentimiento
extendido de que Almería es la ‘Cenicienta de Andalucía’, ‘está en el culo del
mundo’ o ‘nadie nos hace caso’ que viene a ser lo mismo.
Paridad de género, pero no territorial |
Esa sensación de
abandono, siendo como es una provincia que tanto aporta a nivel económico, no se
nos quita de encima. Ni el gesto de la presidenta de la Junta, Susana Díaz, por
hacer su primera visita oficial a esta provincia ha levantado el ánimo.
Es verdad que poco importa la procedencia de los consejeros si éstos obraran
pensando en el bien común y por tanto de toda la comunidad, en buscar ese
equilibrio territorial tan deseable, pero lo cierto es que la historia se obceca
en hacernos ver lo contrario. Como dicen los políticos el que no sale en la foto
no existe. Y eso parece haberle sucedido a Almería. No tendrá cara en el
consejo de gobierno de los martes, y veremos a ver que consecuencias conlleva
eso.
No obstante, llama la atención que choque tanto esa ausencia territorial en
un mesa de gobierno cuando éstas nunca se forman buscando no se qué paridad. El
que gobierna suele preocuparse más en tener buen ‘feeling’ con quien se va a
sentar a su lado y va a tener que seguir sus directrices y desde luego, si busca
su procedencia, se fijará en los resultados electorales. Y aquí, el PSOE de
Almería no ha salido muy bien parado.
De cualquier manera ese ‘castigo’ no lo debería padecer el ciudadano
almeriense, no vaya a ser que exista una mayoría silenciosa de esas que no acude
a votar, lo cual no significa que sea de derechas. Los presupuestos serán la
clave para entender mejor al nuevo Gobierno y tal vez para aflorar a los
callados.
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