Inma
Caparrós
Izquierda
Abierta Almería
Desde
que este miércoles un grupo de tres Femen decidieran interrumpir la
intervención del ministro Gallardón en el Congreso mostrando su protesta por el
cambio que se pretende dar a la Ley del aborto, he leído y oído todo tipo de
barbaridades e incongruencias para tratar de censurarlas. Desde llamarlas
“cochinas” y catalogar desde un punto de vista eminentemente sexual y machista
la calidad y/o belleza de las tetas de estas jóvenes, hasta mujeres que incluso
se autodenominan feministas pero dicen sentirse ofendidas o humilladas por la
acción de estas chicas, que en su opinión “utilizan un gesto sexista y
anti-mujer dejándonos a todas mal paradas por ‘usar’ sus pechos para decir … lo
que sea”.
Miembros de Femen / Foto proporcionada por la autora |
A
todos estos moralistas, pacatos y melindrosos, y sobre todo a esas señoras que
se ofenden por que enseñen unas tetas, que les recuerdo que no son las suyas…. Solo les diré que lo de mostrar el pecho en una protesta no es cochino, ni
sexista y mucho menos anti-mujer. Antes al contrario, esta parte de nuestra
anatomía es la porción de cuerpo que más nos distingue como mujeres y el
mostrarlo públicamente resulta ser un modo muy efectivo de provocar la reacción
de los reaccionarios, valga la redundancia, que sólo son capaces de mirar unas
tetas si van con fines sexuales. Pero las Femen lo muestran como afirmación de
lo que son, sin pudor, sin culpa y sin vergüenza, igual que muestran sus caras
o sus manos limpias y desarmadas. No hay nada en ellas que pueda herirnos ni
ofendernos salvo nuestras propias vergüenzas.
Además,
estas mujeres no “enseñan las tetas”. Muestran todo su torso, en el que
indudablemente también se encuentran ubicados sus pechos, igual que sus
hombros, su cintura, su abdomen y hasta su ombligo, pero algunas mentes, por
sucias o por timoratas, o por ambas cosas, y además por maldad, solo son
capaces de ver “unas tetas” y sus sentidos quedan desorientados y obnubilados
ante esta visión. De ahí que solo puedan calificarlas como “cochinas”,
“indecentes”, etc. Y además aprovechan para examinarlas desde su punto de vista
y gusto sexual y morboso. A nadie he oído en estas críticas juzgar la amplitud
o estrechez de hombros de estas mujeres, el diámetro de sus cinturas, la
redondez o planicie de sus vientres….
Y si
a esta panda de retrógrados (pertenezcan al sexo que sea), el que unas mujeres
muestren el pecho en público, ¡en el Congreso! ya les deja descolocados, lo de
llamar sagrado al aborto les resulta la mayor de las blasfemias, porque están
utilizando su sacrosanta terminología para cosas que evidentemente no están
relacionadas con su dios, iglesia, o religión.
Lo
de utilizar la palabra “sagrado” referida al aborto no es más que una
afirmación de que sagrado es el vientre y sagrada la decisión de quien no tiene
más dios que su propio cuerpo como representación física de su sagrada
conciencia, y por mucho que una parte de la sociedad se empeñe en erigirse como
guardianes y únicos valedores de la moral, (la suya por supuesto, porque la de
los demás la consideran sencillamente como A-moral) no les da derecho a
apropiarse de ninguna de las palabras de nuestro maravilloso y amplio
vocabulario para recluirla y enclaustrarla, reduciéndola solamente al ámbito de
Su religión.
Dicho
esto, ahora, aunque mi figura y edad estén a media distancia entre estas
chicas y Celia Villalobos no tengo ningún inconveniente en recibir las
críticas que me puedan llover “a pecho descubierto”.
Oiga. Y no se le ha ocurrido a Ud. denunciar públicamente, y a las Sras. de Femen ir a enseñarles "todo el torso", a sus colegas de ideología, machistas y misóginos, de CC.OO. y UGT, en señal de apoyo a la juez Alaya cuando en el escrache que le organizaron la acosaron diciéndole: "Qué fea eres".
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