La situación de 'prequiebra' del ayuntamiento de El Ejido

Antonio Lao

Director de Diario de Almería


El lunes el alcalde de El Ejido, Francisco Góngora, se reunía con la delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía en Almería, Sonia Ferrer. Sobre la mesa la deuda insostenible, 300 millones de euros, que arrastra el municipio y la posibilidad de que la administración autonómica salga en su auxilio, con un préstamo de 25 millones. Del encuentro se pueden extraer dos conclusiones: la primera es que la Junta no es la administración que de forma directa mantiene o ayuda a las corporaciones locales. Esa es una tarea que, por la Constitución, corresponde al Gobierno de la nación. Aún así la delegada del Gobierno dejó las puertas abiertas a colaborar para tratar de aminorar la carga enorme que soportan las arcas municipales. 

Góngora, el día que ganó las
elecciones locales
El alcalde debe ahora tocar también la puerta de la administración central y obtener de ella el compromiso y la certeza de una colaboración pronta, que evite la zozobra del segundo ayuntamiento de la provincia por número de habitantes. Sería triste que los vecinos de esta ciudad, señora y señera, deban de pagar los desaguisados de unos gobernantes -que por fortuna ya no están- que dejaron aquello como un erial. 

Francisco Góngora lleva dos años al frente del Ayuntamiento ejidense. En este tiempo ha hecho encaje de bolillos para tratar de cuadrar el estropicio que se encontró. En muchas ocasiones, incluso, en detrimento de hacer obras y proyectos tan necesarios para un pueblo en constante crecimiento como es El Ejido. 

Cuando pintan bastos, sólo cabe por parte de todas las administraciones la colaboración necesaria para salir del atolladero. Ahora no valen parches ni paños calientes. El pueblo y el Ayuntamiento tiene recursos suficientes para afrontar el pago de la deuda, pero con los plazos y el tiempo suficientes. Los vencimientos no pueden ser de hoy para mañana. Al contrario, es imprescindible un plan creíble por todos y afrontar "loros" como el de Elsur. Es muy doloroso tener que prescindir de trabajadores porque son familias las que van a sufrir las consecuencias. Pero, como he dicho en otras ocasiones, es preferible caminar ahora un paso hacia atrás para después dar dos hacia adelante. 

Lo lamentable de todo esto es que los causantes de la trastada siguen ahí. Algunos, incluso, no están ni imputados y los que pisaron la cárcel en su momento todavía esperan un juicio que llegará cuando nadie se acuerde del caso. Y, lo que es peor, cuando el daño que ahora sufren los vecinos, en carencias de obras y proyectos, haya pasado a mejor vida porque la pujanza y la fuerza del pueblo será capaz de olvidar y dejar atrás una situación crítica. Quedará sólo como un mal sueño.

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