Los sobres en el PP de Almería

Javier Salvador

Teleprensa

A Gabriel Amat y Luis Rogelio Rodríguez Comendador, presidente de la Diputación Provincial de Almería y alcalde de la ciudad, respectivamente, además de otros cargos que suman dentro y fuera del partido, les han situado en plena línea de fuego, en un descampado y con un pelotón armado con metralletas. Así, mas o menos, podemos resumir lo que vamos a vivir de ahora en adelante, porque cuanto más caliente está la calle justo tenía que aparecer en El País esta historia.

Pero ojo, que cada historia tiene su contexto, y un nuevo caso de financiación irregular que llega en un momento como éste, en el que la sede nacional del partido necesita una cabeza de turco para escenificar esa determinación que hasta ahora no hemos visto contra los Gürtel y sus sucedáneos, puede llevar a tomar la decisión de zanjar el asunto de verdad, con una limpieza de las buenas, porque no olvidemos que éste de Almería es territorio de Javier Arenas y otra historia de sobres no se va a permitir.

Recibís publicados por El País

Pero el caso Amat era un secreto a voces del que sólo un partido, Izquierda Unida, ha sido capaz de hablar y el que hasta ahora sólo un medio comunicación, éste que leen ustedes, ha difundido una y otra vez. Ahora todo cambia, e imagino a cientos, a miles de almerienses, afirmando entre cafés que era evidente la relación de la empresa constructora Hispano Almería con Gabriel Amat, y a muchos afirmando que ellos ya lo sabían a ciencia cierta, pero que prefirieron callar y dejar que los fiscales, policías y jueces actuasen porque, al fin y al cabo, cobran por ello.

Ahora, a toro pasado, es muy sencillo hablar, pero cuando llevas años diciendo que huele mal y que no se trata de una historia de partidos corruptos, sino de mediocres y cafres que hacen corruptos a los partidos, al final sólo te queda reír por no llorar y asumir que nunca podrás encontrar una explicación a que los fiscales de Almería, por ejemplo, no sean capaces de ver lo que finalmente han encontrado los fiscales de Granada.

Pero la historia de Gabriel Amat y del alcalde y senador por Almería, Luis Rogelio Rodríguez Comendador, publicada por El País sin desperdicio alguno tiene su miga y ahí encontrarán todo el asunto de los sobres en el PP de Almería.

Y nos lloverán tortas y afectará a nuestra imagen como provincia, pero recordemos por un momento que en esta Almería nuestra se ha permitido, vía Amat, que se construya un centro comercial totalmente ilegal, Gran Plaza de Roquetas, que sea declarado como tal por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que se decrete su cierre y que luego no pase nada de nada.

Mientras tanto, a quinientos metros del centro comercial que para más cachondeo edificaba uno de los imputados en el caso Malaya y que ya olía hasta la compra del solar, se edificaba un Teatro Auditorio cuyo presupuesto se modificó tantas veces que lo del caso Palma Arena es un juego de niños comparado con lo que ocurre a este lado del lejano oeste, en Roquetas de Mar City.

Verán, en Almería tenemos un presidente de la Diputación provincial que prácticamente sabe leer, hacer cuentas y con un instinto nato para los negocios. Le cuesta hasta decir su nombre, pero aún así ha llegado a lo más alto de la jerarquía que permite un partido en una provincia ¿Casualidad?¿Méritos propios?

Podrían imaginar que no hay un perfil ni más brillante ni más defendible entre todos los afiliados al PP de Almería, es decir, que la media está de ahí hacia abajo, pero no es así. Y si de eso estaban seguros aquí, en Almería, y allí, en Madrid, la pregunta es muy sencilla: ¿Por qué no actuaron?

Pero que nadie se equivoque. No hay nada de malo en ser del PP, del PSOE o de cualquier otro partido. Lo malo es saber que alguien en tu partido la está haciendo y que tú permanezcas callado. Y lo peor de todo suele ser que el silencio se guarda de manera cómplice y con la esperanza de obtener algún beneficio de ello, y así no vamos a ninguna parte.