Gabriel
Guirado Crespo
¡Qué
generosa es nuestra Lengua! Es difícil no encontrar un dicho que sentencie la
coincidencia de una cosa con otra con gran exactitud. Es decir, un refrán que
nos venga como anillo al dedo. Cuando alguien no puede ver un
asunto o una situación en su conjunto porque está prestando atención a los
detalles, decimos que los árboles no dejan ver el bosque.
Mercedes Alaya |
Dijo
Manuel Chaves que la trama de los ERE era cosa de cuatro golfos. Posiblemente él y Griñán, aforados, resulten imputados y ya lo están la exministra Magdalena Álvarez, altos
cargos de la Junta
de Andalucía y 20 sindicalistas de CC.OO. y UGT. En total 179 personas.
Pero
a lo que voy. La semana pasada varias decenas de miembros pertenecientes a los
sindicatos de UGT y CC.OO. se concentraron a las puertas de los juzgados de
Sevilla, donde han increpado a la juez Mercedes Alaya, la cual se disponía a
interrogar a varios sindicalistas detenidos e imputados en el caso de los ERE
fraudulentos. Hasta aquí todo normal. Si entendemos por normal una inadecuada
práctica que se está convirtiendo en habitual en nuestro país y,
como los sindicalistas, no distingue de clases: el escrache.
Lo
que ya no es tan normal, y es que esta interminable entrega por capítulos de
los ERE lo ha hecho pasar bastante desapercibido, es que recibieran a la
juez al grito proletario de ¡qué fea eres! Comportamiento que pone
de manifiesto, una vez más, el dominio de los postulados machistas más rancios
y primarios que aún perviven en nuestra sociedad, y cuyo hábito se hace
invisible hasta para el feminismo más sagaz.
Y si
no, díganme, dónde estaban las aguerridas activistas de Femen que
no se han tirado, a pecho descubierto, a la yugular de los machistas y
misóginos sindicalistas.
En cuanto a las mujeres de los sindicatos, supongo que se toman las vacaciones
en octubre.
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