Pedro
M. de la Cruz
Director
de La Voz de
Almería
Cuando
el reloj de la política llamaba a vísperas para la elaboración de las
candidaturas de las últimas elecciones generales llegué a pensar que los
socialistas almerienses no desaprovecharían el caudal de conocimientos sobre el
AVE que el entonces subsecretario de Infraestructuras del ministerio de Fomento,
Jesús Miranda Hita, había acumulado durante años en esa responsabilidad. No se
trataba de reconocer su apoyo decidido a las obras de la alta velocidad
realizadas en la provincia. Al cabo los 500 millones de euros invertidos en
gran parte durante los poco más de dos años que ocupó esa responsabilidad política
en obras de ingeniería tan compleja como los 15 kilómetros de
túneles que cruzan el barranco del Tesoro en Sorbas o los kilómetros de
movimientos
de
tierra desde Vera hasta Gafarillos no eran más que el resultado del compromiso del
ministerio en el que él era una pieza más, pero importante.
La Voz de Almería de hoy |
Es
verdad que alguien puede pensar que el que Miranda Hita hubiese nacido en la
calle Real del Barrio Alto de la capital podría haber influido en que la
inversión que se contemplaba en los Presupuestos del Estado se agilizara en la
tramitación de los procedimientos administrativos o en el cumplimiento de los
plazos de ejecución de las obras. ¡Qué error, cómo puede pensar alguien que la
pertenencia a una provincia no influye en que un proyecto se apruebe, en que un
plazo se cumpla o en que una aspiración se haga realidad!
La
ilustración almeriense proclama con su mirada globalizadora que estos son
detalles sin importancia. A ellos, que reducen el mundo a la Puerta de Purchena y a los viajes
donde llegaba la Alsina ,
les va a hablar alguien de lo que es la política.
Que
Felipe González fuese sevillano no influyó en que el Ave llegara a Sevilla;
como la procedencia de Aznar fue un dato anecdótico sin ninguna incidencia en
que Valladolid esté unido por alta velocidad con Madrid; o el hecho de que Rajoy
sea gallego no ha tenido influencia en que en los Presupuestos de este año
contemplen cinco veces más dinero para el AVE a Orense que para el de Almería.
Cito
tres provincias alejadas (Sevilla: tan cerca pero tan lejos) por no recurrir a
territorios más domésticos y con políticos menos domesticados porque, como
sostienen los ilustrados, el que la consejera de Agricultura sea de Jaén no
influirá en los millones de ayudas de la
PAC que llegarán al olivar; ni tendrá influencia en la puesta
en funcionamiento del nuevo hospital de Granada el que la consejera de Salud sea
de esa Provincia; ni el desbloqueo de la obras del Metro tiene ninguna relación
con que en el Consejo de Gobierno se sienten tres malagueños.
La
generosidad de las distintas direcciones socialistas almerienses ha sido
siempre conmovedora. Tan conmovedora como para ignorar en las candidaturas de
aquellas elecciones que, conscientes como eran de su derrota, nada les vendría mejor
en su futuro de oposición que los conocimientos y la autoridad moral de Miranda
Hita para acosar al PP en un tema tan vital para el futuro de la provincia como
la alta velocidad.
Jesús Miranda Hita |
Pero
Miranda Hita llevaba en su curriculum dos circunstancias incompatibles con la
inclusión en la candidatura: no estaba adscrito a ninguna de las familias
socialistas y no necesitaba el acta de parlamentario para seguir manteniendo su
nivel de vida. Es inspector de Hacienda.
En
la elaboración de cualquier candidatura, en el PSOE como en el PP, las
direcciones de los partidos siempre han optado por los más leves en convicciones
y por los más dependientes en economía; dos armas -la levedad y la dependencia-
que garantizan la sumisión a quien les nombra. (Mientras mantenga la capacidad de
nombrarlos; una vez perdida serán los primeros en abandonar el barco en el que tan
cómodamente navegaron durante años sin que en sus redes quede algún resultado de
la travesía. Martín Soler lo olvidó y Sánchez Teruel haría bien en mantenerlo
siempre en la memoria).
Miranda
Hita no cumplía estas “actitudes” y, por tanto, nadie pensó en él. Allá el PSOE
con su torpeza. El problema surge cuando esa torpeza interesada limita la
capacidad de control al gobierno por parte de quien está llamado a hacer
oposición.
En
el tema del AVE no dudo de la buena voluntad de los diputados y senadores; de
los del PP para que las obras se lleven a cabo; de los del PSOE para exigir que
no haya paralización ni retrasos. Lo que no se atreverán a negar -o sí; la
insolencia no tiene límites- es que no hay nadie como él en Almería que hubiese
podido controlar mejor y exigir con más autoridad que la velocidad de las obras
del Ave no aminoren tanto su marcha que la llegada del tren se antoje un
paraíso lejano, si no perdido.
Miranda
Hita conocía con minuciosidad la situación en que se encontraba cada tramo del
proyecto y, además, gozaba de autoridad moral para controlar -y criticar en su
caso- cualquier dilación por parte del ministerio de Fomento. Ante una crítica suya
nadie podría responderle con la descalificación técnica o moral.
Conoce
el proyecto y ha trabajado con eficacia en su ejecución durante su etapa en el
ministerio. Pero qué son esas dos circunstancias frente a la pertenencia a la
tribu.
Susana
Díaz propuso a Rajoy un acuerdo para la regeneración democrática. Está bien. Aunque
estaría mejor si son capaces de acordar la limitación de mandatos, no sólo para
los presidentes, sino, también, para los parlamentarios. Ocho años en un mismo cargo
público es tiempo sobrado para trabajar por los demás.
Así
conseguiríamos que la política no acabe siendo el refugio donde encuentran acomodo
quienes sin tener oficio quieren tener beneficio o quienes, teniendo beneficio,
no les gusta el oficio del que lo obtienen. Sólo así conseguiremos que los
políticos sean la solución y no el problema.
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