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Nuevo Éxodo

Antonio Felipe Rubio
Periodista

En el principio creó Dios el cielo y la Tierra. La Tierra era caos y confusión y oscuridad (…). Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz. Vio Dios que la luz estaba bien. El Génesis es, posiblemente, el primer relato de heurística o procedimiento científico de ensayo-error. La ventaja de la creación del Universo estriba en la ausencia de alternativa crítica. Así, cuando Dios creó las cosas, las sometió a su único y supremo criterio en la certeza de que eran buenas. Pasaron eones… y, en eso, llegó la Junta de Andalucía.

La Junta de Andalucía, principal factor limitante para el desarrollo de Almería, se ha especializado en frustrar cualquier “creación” o proyecto que suponga beneficio, mejora o ejercicio de derecho si no se dan las circunstancias de juicio previo de avenencia. De haber existido la Junta -camino lleva de conseguirlo- la Creación hubiese discurrido por otros derroteros y, entre otras cosas, Ridley Scott tendría serios problemas para escenificar la retirada de las aguas a golpe de báculo sin la aquiescencia de Medio Ambiente. Otro tanto sucedería con el Arca de la Alianza que, en horario prime time, habría de cancelar la comunicación con el Creador para dar paso a Juan Imedio, ilustrando al grueso del Éxodo sobre los peligros de asentamientos ilegales susceptibles de derribo para general satisfacción del iracundo faraón.

No obstante lo anterior, la Junta no objetaría protagonismo exclusivo en pasajes como la lluvia de maná y ríos de leche y miel: Andalucía de lujo, modernizaciones, 2.0, imparable… Las plagas, las bíblicas y las coetáneas, quedarían para demonios y enemigos del recto proceder de la Junta: “las personas son antes que las obras”, “Almería está en mi corazón”, etc.

Ciertamente nos encontramos en un éxodo errático. Los espejismos en el tórrido horizonte se desvanecen cuando desciende la temperatura y titilan, inalcanzables, las estrellas en el cielo. Y así se nos han ido más de treinta años, desaprovechando oportunidades y con las manos como clepsidras, escapándose el agua de entre los dedos.

Moisés no conoció la Tierra Prometida; Colón abandonó toda esperanza de alcanzar tierra y Martín Fierro dijo llegar, pero no sabía adónde. Y en esas estamos.

Más claro lo tienen otros. La ubicación geográfico-antropomórfica de Almería, descrita por José Cano, presidente de Asempal: “Almería es el culo del mundo”, viene a ser la constatación de, además de una profunda frustración, permanecer en un bucle interminable como un éxodo que huye de lo malo conocido para errar hacia lo incierto.

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