Mar
Verdejo
Ingeniera-Paisajista
El día
que conocí al pintor realista Antonio López, en la puerta de la Diputación de Almería, al
enterarse sobre mi profesión me preguntó lo siguiente: ¿Qué te dicen las montañas?
Al lector le diré que soy ingeniera y paisajista, y que él venía de hacer el
trayecto por carretera desde Olula del Río hasta la capital a través del
Collado García. Llegó conmocionado por el paisaje desnudo de nuestras montañas.
Un año
después en la publicación “La honda presencia” comienzo contestándole así: “El
diálogo con las montañas en Almería se hace en un lenguaje casi imperceptible… Aprendemos
con ellas a conversar entre miradas... Hacen de guías marcándonos los caminos y
antiguos senderos, formando un gran escenario sobrio, en el que, a los autóctonos
nos cuesta sentirnos reflejados…”.
Nuestra
geología, patrimonio geológico, paleontológico, arqueológico y minero son
grandes ventanas a nuestra historia, tanto de los procesos naturales como históricos.
La provincia, en esta materia, tiene un gran valor, hay una alta geodiversidad.
La
geología en el entorno árido almeriense tiene un valor añadido para la
observación e investigación directa: están desnudas de vegetación. Numerosas
universidades nacionales e internacionales vienen a estudiar nuestro territorio.
Así pues la geología es básica para entender el funcionamiento de la naturaleza
y sus procesos.
Tenemos
territorios ya reconocidos y divulgados, como la Cuenca de Almería - Níjar, con
el Cabo de Gata, que es uno de los pocos Geoparques de Europa con elementos muy
conocidos como: playas y dunas fósiles, salinas, volcanes, minas de
Rodalquilar, etc.
La
zona de la Cuenca
de Sorbas, con las zonas kársticas y sus playas fósiles a la cabeza, y en la Cuenca de Tabernas: el
relieve en el entorno al Cerro Alfaro o la erosión en túnel entre otros.
Pero
hay mucho aún por inventariar y catalogar para poder declararlos lugares de
interés geológico
(LIGs) y que aparezcan en el Inventario Andaluz de Georecursos. Destacar el
volcán y rambla de la
Granatilla , la
Isla de los Terreros y la Lamproita de Cabezo de
María en Antas que son unas rocas únicas formadas por un fenómeno único.
Nuestra
Madre Tierra, con la que nos cuesta reconciliarnos, se convierte de nuevo para sus
hijos en una aliada en los momentos difíciles porque puede ser generadora de empleo
verde ligado al ecoturismo que cada vez está más en alza.
Tenemos
que comprometernos cada uno de nosotros a conocerla y singularizarla; tomar las
medidas de protección y ponerla en valor. Hay que comprender que la naturaleza es
única.
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