Banderas, ventanas y silencios

José Fernández
Periodista

Alguna vez escribí en este mismo espacio que cada vez que los portavoces del Partido Andalucista en Almería abrían la boca, un ángel pierde las alas, un gatito se ahoga o algo así; no lo recuerdo ahora bien. Pero lo cierto es que los dirigentes de este respetable partido deben salir desayunados de casa, porque no parecen ser clientes habituales de las cafeterías en las que ahora sirven el azúcar en sobrecillos serigrafiados con frases lapidarias y consejos diversos, entre los que se repite con frecuencia el de “Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo estropees”. 

Juan Martínez, secretario provincial
del Partido Andalucista en Almería
Y claro, no pierden la ocasión de irrumpir en el panorama informativo con declaraciones que, una vez leídas, producen esa sensación de “vaya, mejor habrían estado callados” o “en el futuro les pesará haber dicho esto”.

Su última aportación a la innecesaria ruptura del balsámico silencio es una apelación a la “bandera nacional andaluza”, que invitan a colocar en ventanas y balcones de las casas de Almería para celebrar dentro de unas semanas el Día de Andalucía no oficial, que hasta en esto no nos ponemos de acuerdo.

Y claro, no podemos perder de vista (dato sociológico que ofrezco aquí desinteresadamente) que en estos momentos existen en Almería dos objetivos o causas presumiblemente inalcanzables, como son hacer que los almerienses se sientan andaluces y que las cáscaras de pipas sean arrojadas en una papelera para evitar los roalillos sobre las aceras.

Pues bien, todavía tendría más posibilidades de éxito ésta última que la primera de ellas. Y es que no habrá mejor manera de calibrar el acierto de pedir a los almerienses que pongan una bandera andaluza en sus ventanas que pasear ese día con el cuello levemente girado hacia las fachadas e ir contando. Lo dicho; mejor callados.

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