José
Fernández
Periodista
Parece
que la Junta de
Andalucía ya se ha dado cuenta de que ir tirando casas por razones de
ilegalidad urbanística es una pésima promoción para nuestra comunidad, y que
ver a los bulldozers arramblando con los dúplex de los jubilados ingleses no
parece el mejor modo de buscar inversiones y turismo. Así que ha decidido dejarse
de derribos y otras políticas de estilo percutivo.
Que,
de entre todas las provincias andaluzas, los numeritos destructores hayan
tenido lugar en Almería, habrá que considerarlo como los efectos del fuego
amigo o, ya que hablamos de viviendas de ciudadanos británicos, del “friendly
fire”, que así es como explican en el Pentágono que el pepinazo que te ha
reventado viene por cortesía de tus propios compañeros.
El
caso es que andan estos días muy preocupados en la Junta por ver el modo de
resolver años de vista gorda saldados con un amplísimo parque de viviendas en
situación ilegal, levantadas metro a metro y día a día con la connivencia de
los mismos que han llegado a ordenar que algunas casas sean derribadas por vulnerar
las normas que ellos mismos no quisieron cumplir.
Son
las cosas que pasan en Almería, madre de la vida padre para algunos altos
cargos autonómicos que ahora se afanan por resolver el problema sin llamar
demasiado la atención. Y la fórmula encontrada es cuando menos pintoresca: se quiere
ir de la ilegalidad a la legalidad a través de la ley. O al menos eso fue lo que
explicaron el otro día después de una reunión en la que se calibró el alcance
de la papeleta a resolver.
Moldear
la ley general para adaptarla a unas necesidades específicas no es un gesto
especialmente loable, aunque ya verán que nadie se pone especialmente
legalista. El caso es poder salvar las casas, sí, pero por encima de otra cosa,
la cara y el sillón. Sobre todo el sillón.
Es imposible que un matrimonio de jubilados ingleses llegue a nuestra tierra y construya una vivienda donde le apetezca, detrás hay unas autorizaciones y unos funcionarios públicos (fácilmente localizables) responsables de emitirlas y que son los que han violado las ley y que son el ORIGEN de tan mayúsculo daño, esas "buenas personas" que ahora campan tan "ricamente", (por que se han enriquecido a base de "bien") fuera de las cárceles.
ResponderEliminarLo de empezar a demoler las viviendas en Almería, hombre ¡faltaría más!, no vamos a dañar la imagen de Sevilla o Málaga, siempre primero los idiotas. Un poco de humor... un chistecillo para alegrar el día: Un sevillano le dice a otro "quillo a vé quien es mas graziozo de lo dó... sabé que en andaluzia por fin a zalio un prezidente q no es sevillano jajjjaja"... dice el otro: "que bueno… pero quillo pero a q tu no zabe de donde e?... de Armeria" jajajjjajajajajajja
ResponderEliminarPara unas cosas los primeros y para otras los últimos...
ResponderEliminarSi no pago una deuda me embargan mis cuentas (se me aplica la ley), si robo voy a la cárcel (se me aplica la ley), si cometo una infracción de tráfico me multan (se me aplica la ley), si no pago a hacienda SE ME APLICA LA LEY... y con todos estos descarados corruptos y enchufados NO PASA NADA EN ESTE PODRIDO PAÍS!!!
ResponderEliminarEnhorabuena por el artículo.
ResponderEliminarEfectivamente. Enhorabuena con el artículo. La táctica de la Junta de Andalucía parece ser alzar al ecologismo, ciencia inexacta, a la misma altura que tenía en su día la Santa Inquisición. Y con las perdidas y sacrificios parecidos.
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