Muere un hombre bueno: Cristóbal García, actor, director y cabogatero

Emilio Ruiz

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Decía él que tenía 46 años, que su estatura era la de 1,72 y su peso el de 78 kilos. Decía, también, que sus ojos eran verdes, su pelo castaño canoso, de complexión normal y de profesión Técnico de Telefónica de España. Eso decía de él mismo. Lo que Cristóbal García nunca decía era que si en esta vida había una persona honesta, limpia, querida e ilusionada, esa persona era él.

Cristóbal García

Esta noche pasada Cristóbal se nos ha ido por culpa de un maldito infarto. Tan acostumbrados a sus gracietas, creíamos que nos estaba jugando la última. Demasiado macabra era para creérnosla, pero de Cristóbal, un hombre vital y extrovertido, hasta eso podíamos esperar.

La realidad imaginaria nos ha devuelto de su mundo de fantasía a la cruel realidad. Sí, Cristóbal se nos ha ido, y se nos ha ido como nunca él solía irse de los sitios: sin un adiós, sin un volveré, porque él, volver, siempre volvía.

Esta vez el viaje de ida parece que es definitivo. ¿Parece, digo? Parece digo porque los sueños todavía se nos confunden con la realidad. No nos podemos hacer a la idea de que ya no va a estar más con nosotros.

Estos momentos son insoportables. Las tragedias se cuentan siempre con mucho mayor énfasis que la propia realidad. Ésta no, esta supera todas nuestras imaginaciones.

Porque los hombres buenos nunca merecen morir. Porque nuestra vida es más infeliz sin ellos. Porque sin gente como Cristóbal la vida de otra mucha gente carece de sentido. Te perdemos, Cristóbal. Pero no te vas solo. Te llevas un trozo de las ilusiones de los miles de admiradores que te veíamos disfrutar de la vida.