Antonio
Torres
Director
de Canal Sur
La
polifacética Araceli Sobrino Martínez (Laroya, 1962), casada y madre de un hijo
de 32 años que vive en Berlín, tiene la fuerza para escribir que le viene desde
los tiempos en los que era una escolar en un internado en Albox. Ahora reside en
Almerimar, pero no pierde sus raíces del Almanzora y la Sierra de Filabres. “Laroya
es un pueblo que mantiene el encanto de las raíces árabes, con sus calles
estrechas, empinadas y el carácter hospitalario, auténtico”.
Araceli Sobrino |
Pasó parte de la
infancia y adolescencia en Olula del Río. En 1984 se establece en El Ejido, donde desarrolló una dilatada actividad profesional, vinculada con la Comunicación. “Fui
cofundadora de la extinta Canal Sureste TV, de El Ejido, a mediados de los noventa. Al ser la directora de la agencia de publicidad
Tricolor aporté mi experiencia en el sector de la publicidad y el marketing en
unos años en los que se generaba actividad en todos los ámbitos”, dice una
amante de la naturaleza y de viajar buscando la mejor gastronomía. “No soy
urbanita ni consumista”
Socia de Tricolor. Araceli fue
socia de la agencia Tricolor, dedicada al diseño y la gestión publicitaria, donde ejerció de directora durante ocho años. En 2007, después de arrastrar una
callada vocación literaria, decide formarse humanísticamente matriculándose
para ello en la Facultad de Filología de la UNED y realizar estudios en Lengua y
Literatura Española. En Almerimar está dedicada a su pasión
por las palabras escritas, según su misma explicación en la solapa de su
primera novela, La seda de Candeleire (Círculo Rojo), presentada en el
Ayuntamiento de Olula del Río, en junio pasado, y que ante un rotundo éxito se
vende en la actualidad una segunda edición “y pensando en la tercera”.
Novela con alma. “Lo
más bonito que me han dicho de mi novela es que tiene alma, magia, misterio y
es sinestésica porque se puede sentir”. La
novela se puede encuadrar dentro del denominado “Realismo mágico”. La
autora tiene, no obstante, como referentes literarios el
Renacimiento italiano.
Su novela no responde al perfil de la histórica aunque
se contextualiza en el final del Reino Nazarí en el Valle del Almanzora,
concretamente en Olula del Río y en Purchena. Hay dos épocas bien
retratadas en una novela que persigue “el entretenimiento y también
descubrir para muchas personas la importancia nazarí en la provincia de
Almería”. Una novela que va al grano y que cumple el sueño de una gran mujer
que, sin hacer ruido, ya tiene el afecto y el reconocimiento de sus lectores.
Portada del libro |
Sipnosis.
María es una joven treintañera, solitaria, que lleva años intentando superar
la muerte de su único hermano. Tras sufrir un absurdo accidente casero, su vida
se ve alterada con sucesos extraños: objetos que aparecen de la nada, entre
ellos, una madeja de seda que envuelve una rosa; así como una inquietante
fotografía en la que aparece su hermano dando la mano a una misteriosa niña. O
voces que le hablan en su mente.
Su única amiga es Julia, a quien no es capaz de
confiarle los extraños fenómenos que le suceden. Entonces conocerá a Diana, una
mujer enigmática de quien desconfiará en principio. Luego está Leo, hijo de
Diana.
Historiador. Que prepara su tesis doctoral sobre la llegada de la seda a
Al-Ándalus. Junto a Carim, su amigo de origen árabe, viajan a Purchena, en el
valle del Almanzora, donde el otro pretende visitar sus fortificaciones y
atalayas defensivas de la época nazarí, para la suya. Desde su llegada al
valle, Leo, a través de una serie de hallazgos casuales, irá experimentando la
extraña sensación de haber estado allí antes. Pero será una visita a la atalaya
de la piedra Ver de Olula. Ese sueño y la amistad entablada por Diana, su
madre, con María será la clave que cambiará la vida de todos nuestros protagonistas.
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