Pedro Mena Enciso
Profesor de Historia
Nuestra reflexión de hoy gira en
torno a una cuestión relacionada con el más común de los sentidos y es que en
una ciudad como la nuestra sorprende el escaso uso que se hace de la bicicleta.
Si viajamos a ciudades como Amsterdam nos damos cuenta de las grandes
ventajas del carril bici para la convivencia. Por otra parte, Almería
cuenta con todas las bendiciones como para utilizar masivamente este saludable
medio de transporte: magnífico clima, trayectos llanos, distancias asequibles…
¿Qué ocurre entonces en nuestra ciudad?
Pues, lo de casi siempre, el uno por
el otro vemos un jardín político que deja la casa sin barrer: faltan las
infraestructuras adecuadas para desplazarse en bici, hay pocos carriles, mal
conectados y algunos formando parte del paisaje. Sin entrar en detalles
concretos, observamos que no se fomenta este tipo de cultura con suficientes
bicis de alquiler y aparcamientos para ellas: ¡claro, no hay carriles!
Se trata de la pescadilla que se
muerde la cola: ni bicis ni carriles. Ocurre como con el tema del tranvía,
donde todo ha quedado oculto en la noche de los tiempos. Siguiendo con la
bicicleta en Almería, constatamos que tampoco se fomenta desde los colegios,
con el apoyo de la Junta ,
la Diputación
y el Ayuntamiento a través de materiales y actividades, educando a los chicos y
chicas en los beneficios y en el respeto para vivir en una ciudad más sana y
más humana.
Por otra parte, aunque nuestra
ciudad es pequeña, aquí manda el coche incluso en desplazamientos que perfectamente
se pueden hacer a pie o, todo lo más, en bici. Además, como todos sabemos, los
beneficios para la salud son inmejorables: su uso favorece al planeta al
reducir las emisiones de CO2 y supone un ejercicio físico imprescindible para
nuestro propio cuerpo.
Es preciso, pues, interconectar
Almería a base de bicicletas y transportes públicos comenzando por los
trayectos más frecuentados como el de la Universidad , donde más de diez mil estudiantes
acuden a diario y, sobre todo por la mañana, resulta inviable el aparcamiento y
los autobuses eternizan la llegada.
Interesante sería también poner
dificultades al multiuso del coche para que no resulte tan útil en la ciudad y
pensemos cada vez más en este cambio de cultura como vemos en otras ciudades
europeas donde, a pesar de los rigores del clima, la gente va en bici a
todos sitios. La verdad es que, como tantas otras cosas, se trata de una
cuestión de educación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario