Información y publicidad

Antonio Felipe Rubio
Periodista

La colocación de banderolas en el Ayuntamiento denunciando la paralización de las obras por la Junta de Andalucía es el símbolo de un fracaso que no sólo evidencia el incumplimiento de una administración, es la frustración de toda una sociedad que no ha sabido o podido imbricarse en la defensa nítida de sus verdaderos intereses.

La contaminación sectaria -que no la subjetividad ideológica- propicia interpretaciones a conveniencia de parte, suministrando información interesada que desvía el problema de fondo con matices, medias verdades, burdas manipulaciones y excusas insultantes. Así, la información se modula con justificaciones, exculpaciones y sectarismo. Y, por aquello de establecer “equilibrios”, se cruza el abismo de los intereses generales con la seguridad de la red protectora de las instituciones públicas, prestas a amortiguar el golpe, especialmente cuando lo asestas al rival.

La inclinación de servicio público institucionalista ha relevado el papel de la información publicada al servicio de la sociedad, y así se pervierte el sentido de los medios de comunicación social, quedando como residual, anecdótica y estridente la vehemencia en la crítica de ciertos comportamientos censurables por inconclusos, tardíos, frustrados… en definitiva, perniciosos para la sociedad.

La fatigosa lucha por denunciar incumplimientos sucumbe ante la melifluidad y el baboso ditirambo hacia los dirigentes políticos que manejan las instituciones y los presupuestos que, con acostumbrada generosidad, han venido nutriendo el respaldo de informaciones y opiniones estimuladas por el estipendio. De otra manera, no se entiende la escasa contundencia y nebulosa responsabilidad de la Junta de Andalucía en asuntos como el incumplimiento de las obras en el Ayuntamiento, El Corte Inglés, tren del mineral… sin mencionar históricas y memorables antologías de la tramoya y malabarismo de la propaganda: trasvase del Ebro, lluvia de millones, Parque del Andarax…

Una escueta publicidad estática (banderolas) ha tenido más eficacia, resonancia y reacción que decenas de páginas de información, columnas de opinión y horas de radio y televisión. Y esto es para plantearse qué nivel de credibilidad tiene la información frente a una frase colgada de una fachada. La historia se repite. “Almería sin salidas” pudo más que la desesperante inutilidad de nuestros políticos en la consecución de las autovías.

Cuando el “músculo” social es fuerte, también lo son sus instrumentos; incluyendo a los medios de comunicación social. Si la sociedad almeriense (empresas, comercios, industria…) no respalda a sus medios de comunicación, otros se ocuparán de ello y, así, entramos en el bucle de la ausencia de respaldo y pérdida de confianza.

4 comentarios:

  1. Afortunadamente la justicia muy lentamente va pasando us factura.

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  2. Podría concretar algunas de esas medias verdades, de esas burdas manipulaciones y excusas insultantes. Mi capacidad es bastante limitada y me pierdo en la abstracción teórica. ¿Podría poner casos concretos? Gracias.

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  3. La contradicción soy. Soy de los del "montón", y reconozco que me ha costado... melifluidad, ditirambo, imbricarse, estipendio... supongo que podría escoger un lenguaje menos retorcido y más accesible al vulgo para transmitir esas grandes ideas y teorías que pasan por su mente. Para alimentar altivos egos quizás sea ese el lenguaje más adecuado, pero hacer llegar un mensaje al pueblo llano quizás sea más eficaz "el mensaje de esa escueta publicidad estática (banderolas)". Bajo mi modesta opinión, podría empezar a aplicarse ese cuento, y quizás así el llano lector no deje de conocer sus interesantes teorías e ideas (al abandonar la lectura de sus artículos en el primer párrafo). Efectivamente la justica va lenta, pero va llegando a todos los niveles.

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  4. ¿Y no será que los medios de comunicación tienen que ganarse ese respaldo? Actualmente es una vergüenza abrir un periódico (o panfleto) como es La Voz de Almería... más aún cuando allegados te cuentan que no tienen libertad de expresión y todo se rige bajo un estricto control.

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