Antonio
Torres
@AtorresAntonio
Julio Alfredo Egea |
“Me siento agradecido y elogiaré al grupo que tiene
sus raíces en mi tierra”, afirma Julio Alfredo Egea Reche (Chirivel, 1926), uno de los grandes poetas del panorama actual. “Simplemente soy Julio Alfredo,
poeta. Lo de los apellidos es para las notarías”, subraya en plan socarrón. “Un
escritor puede firmar como quiera, pero lo normal es utilizar el primer
apellido y se ha demostrado desde el primer libro, Ancla enamorada (1965) , que entra
más a la gente mi nombre”.
Julio Alfredo es un escritor de éxito respetado y atento siempre a la
vida cultural que le rodea. Un humanista que huye de los tópicos. Licenciado en
Derecho por la Universidad
de Granada, es posible que sea el único poeta almeriense cuyo éxito literario le permite
llevar una vida tranquila en el ámbito económico. Todo un milagro si se tiene
en cuenta que se forjó y se mantiene desde el Sur, alejado de las influencias
(ya sea en Madrid o en Barcelona) que parecen determinar los centralismos
políticos y geográficos. “Creo que hay más lectores en la actualidad
aunque tengo que decirte que la gente va con prisa y la poesía requiere de
meditación”, es una de las reflexiones que me trazó el pasado viernes.
“La
poesía es difícil que tenga lectores masivos porque hace falta una preparación
a sabiendas de que debe ser una oferta de sugerencias al lector. Si una persona
no tiene sensibilidad no la comprenderá. La poesía tiene que tener belleza, búsqueda del origen de las cosas y debe
emocionar. No debe ser una cosa fría. La poesía mala es la que se ha escrito
con pasión no exenta de perfiles políticos y estas cosas deben expresarse en
artículos de opinión”
Meticuloso
y detallista, sus temas principales son de perfiles humanísticos y plenamente
los asuntos de naturaleza. El poeta se enfrenta al hueco que dejó en su persona
la muerte de Patricia López Lorente. Su compañera. La madre de sus cuatro
hijos.
Para Ideal trabajó en 1992 y elaboró 20 fascículos ilustrados denominados Tu
tierra, tu gente. Recorrió más de seis mil kilómetros por toda la
provincia. “A ese trabajo le tengo cariño porque visité bibliotecas, archivos
municipales, describí paisajes, hablé con artistas y alcaldes, escribí de todo
un poco y tracé semblanzas”, y conocía la diversidad de Almería única.
Ha colaborado
durante varios años en medios de ámbito nacional y en los suplementos
culturales del diario Abc. Llegó a la alcaldía franquista de Chirivel “para
llevar la luz eléctrica aunque siempre he huido de la política”. Es consciente de que por esa breve etapa de alcalde ”algunos me han observado de reojo”, subraya
este hombre perfeccionista y autor de decenas de obras.
Julio Alfredo volvió a reiterar, en nuestro último encuentro personal,
que se encuentra un poco abrumado. “Ahora no puedo escribir ni trabajar
en nada porque soy una persona que no sabe decir no. Me llaman de todas partes
para presentaciones, conferencias, y me hace mucha ilusión el regreso a los
Vélez para impartir conferencias con mi gente. No he sabido hacer otra cosa que
escribir y viajar. A ver si me queda algo por recopilar después de las
memorias”. Lo próximo serán sus homenajes en Granada y el libro coral que
coordina el escultor, fotógrafo y profesor Rodrigo Valero.
Tras la mecánica del poeta que escudriña el entorno tratando de ver más allá del objeto o circunstancia, tratando de arañar la evanescente runa, se esconde un ser humano hipersensible capaz de captar la más mínima variación del aire circundante. Y ese ser sufriente y al tiempo gozante, es siempre camino y caminante hacia el Calvario creacional del verso. El poeta es un maravilloso ser múltiple que expresa la belleza a través del parto exquisito de la Bella Palabra.
ResponderEliminarUn enorme abrazo para Julio Alfredo. Un señor poeta; ergo Santo.
agv