Juan
Torrijos
Periodista
Es de
imaginar que no debe ser muy complicado saber el nombre de la persona que
disparó contra Emilio, el asesor de María Muñiz en la policía local. Lo
preocupante es que esa persona es alguien con permiso para llevar pistola y
usarla cuando lo vea necesario. ¿Por qué ese disparo contra el coche de un compañero?
¿Qué mensaje lleva detrás? ¿Y a quién va destinado, sólo a Emilio o lleva también
el nombre de María?
Lo
evidente es que los silencios que se han producido a nivel oficial en el
problema que se ha venido viviendo en el seno del cuartel no son definitivos. Más
bien al contrario; silencios que no ocultan que el principal problema sigue
latente, que la pelea subterránea no se ha olvidado y que la tensiones siguen patente en las relaciones entre la
concejala y su asesor y un sector de la policía.
Jorge Quesada o María Muñiz, uno de los dos sobra, según Juan Torrijos |
Luis
Rogelio volvía a los actos del patrón, era una imagen de normalidad tras años
de no aparecer por la casa, pero una bala contra el coche del asesor rompe la
idílica situación que se nos quiso vender desde el Ayuntamiento. Luis, nada se ha
solucionado, la polémica está como al principio y hace falta que se tome una
decisión. Mucho apoyo de boquilla a la señora concejala, pero, como todos los
políticos, mucho hablar pero poco hacer.
La
técnica de dejar que pase el tiempo y que los problemas se vayan solucionando
solos no le está dando al alcalde un buen resultado. Ayer fue un disparo contra
un coche vacío, pero,
¿y mañana qué puede pasar? Cuando las posturas se van calentando, las mentes lo
hacen al mismo tiempo.
Debería
saber el señor alcalde que estamos ante posturas subidas al monte y no es fácil
bajarlas. Y tras esas posturas andan en juego las pistolas. No hablaríamos de
ellas si no hubieran hecho su aparición, pero ahí están, don Luis, y usted es
el responsable de que puedan volver a salir.
Uno
de los dos sobra en el cuerpo. O la delegada o el superintendente. O María
Muñiz debe dejar la concejalía o Jorge Quesada debe abandonar la jefatura. No
es momento de seguir escondiendo la cabeza, señor alcalde. El problema de la Policía Local se
puede ir agravando y el único culpable será usted.
Si
alguien debe darse por enterado ante el disparo no es otro que usted: Esa bala
era la demostración de una derrota, de no saber cerrar una crisis que de usted depende.
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