Gabriel
Guirado Crespo
Con
gran interés y estupor estoy siguiendo en los medios de comunicación y en las
redes sociales las noticias y las reacciones que se van sucediendo en torno a
la iniciativa del Foro de Ciudadanos de Almería para la celebración del
milenio del Reino de Almería. Me
temo que no son muchas las personas que conocen esta iniciativa, que
desea divulgar el momento, posiblemente, de mayor esplendor en la historia de
Almería, cuando en el año 1014 se convierte en un Reino Taifa independiente con
gran poder y una importante economía basada en sectores tan diversos como el
textil, la metalurgia y la industria conservera, entre otras. Junto a la
prosperidad económica brilló a gran altura la literatura, el arte y la
cultura en general.
La
importancia histórica de la celebración, así como los beneficios que puede
aportar a nuestra provincia, ha sido percibida por muchos ciudadanos y
empresas que se están ofreciendo desinteresadamente para colaborar con el Foro,
en contraposición a la desidia de nuestras instituciones. Estas ni
siquiera se molestan en utilizar como excusa los problemas económicos que
nos apremian. Siempre recitan, como si de un mantra se tratara, el mismo
argumento: la unidad y el consenso de las distintas Administraciones como
elementos indispensables para que empiece a caminar el proyecto; pero, unos por
otros, ¿quién va a ser el primero en tomar la iniciativa?
¿Cómo
es posible que sea la sociedad civil, con el Foro de Ciudadanos de Almería a la
cabeza, la que promueva esta importante efeméride del Milenio del Reino
de Almería: 1014-2014? ¿Dónde
están las fuerzas vivas de Almería, que casualmente se han vuelto de
golpe miopes ante tanta obviedad y responden con desafecto y tibieza a esta
oportunidad histórica?
O se
involucran las administraciones publicas y se incorporan a un consorcio que
gestione el evento -como se ha propuesto desde el Foro- que dé cabida a la
sociedad almeriense y a todas aquellas instituciones que quieran
implicarse en el proyecto, o pasará sin pena ni gloría un acontecimiento que
puede suponer para Almería un salto cuantitativo importante en lo cultural y en
lo económico.
No
sé cómo acabará esto, pero tengo la seguridad de que una parte importante de
nuestra sociedad se está desprendiendo del victimismo secular que nos ha
acompañado, para tomar la iniciativa y comprometerse en la defensa de nuestros
signos de identidad. ¡Y me gusta! Esto debe servir para que los ciudadanos
cojan el relevo ante la pasividad que están demostrando las instituciones y
exigirles que se involucren. Queremos que la celebración del Milenio brille,
como mínimo, con el mismo fulgor que la pujante sociedad almeriense.
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