Antonio Lao
Director de Diario de Almería
De la edición de hoy de Diario de Almería destacamos este artículo de su director, Antonio Lao, sobre la agilidad de la Junta de Andalucía para ayudar a los agricultores afectados por la granizada, en contraste con la lentitud que está mostrando el Ministerio correspondiente.
Dice el refrán que quien paga descansa y el que cobra, más. Una sensación similar habrá
debido sentir la administración andaluza y, en concreto, los responsables de la
Consejería de Agricultura, cuando hace dos semanas publicaban en el Boletín
Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) la orden que permite a los agricultores
afectados por la tormenta de granizo de diciembre poder solicitar ayudas para
reconstruir sus maltrechos invernaderos.
Edición de hoy de Diario de Almería |
La consejera del ramo, Elena
Víboras, en el punto de mira del sector desde que fue nombrada por la
polémica del consejero almeriense, ha logrado en poco tiempo tapar muchas bocas,
evitar exabruptos y cumplir con aquellos que, desde que vieron peligrar su modo
de vida por las inclemencias del tiempo, han buscado cualquier resquicio para la
crítica fácil, el comentario mordaz e, incluso, el mal gusto en forma de patadas
al diccionario.
Pocas veces como hasta ahora una administración ha
cumplido lo prometido con la celeridad que se requería, atendiendo a la magnitud
de la tragedia y daños en los invernaderos. Justo es reconocer el trabajo que se
ha realizado por los responsables del Gobierno de la Junta y, en especial, del
secretario general de Agricultura, Jerónimo Pérez Parra.
De un
plumazo se han acabado las críticas de la oposición, furibundas y sin sentido en
alguna ocasión, cuando reclamaban actuaciones rápidas, incluso más de lo que la
propia burocracia administrativa permitía. Cerradas las bocas de los afectados y
de los sindicatos agrarios, hay que solicitar que aquellos que no veían el
momento de buscar un minuto de gloria en forma de crítica, sean capaces ahora de
pedir a aquellos que los representan en el Gobierno de la nación la misma
celeridad que, lamentablemente, no han tenido con la tormenta de granizo, ni
tampoco con las lluvias torrenciales del año pasado en la comarca del Levante.
Abundando en el refranero popular, recupero el de la mujer del
César, que viene ni pintado para aplicar a aquellos que reclaman una y otra
vez soluciones a sus oponentes, cuando ellos mismos se pierden y olvida, cuando
los que deben actuar son ellos. Habrá que aplicarse, y con inusitado denuedo,
eso de la mota en el ojo ajeno. Lo contrario servirá para agrandar aún
más la brecha que existe entre aquellos que nos gobiernan y los ciudadanos de a
pie. Una y otra vez perciben -no tienen un pelo de tontos- que la capacidad de
actuación en la resolución de conflictos que de verdad nos afectan y tienen que
ver con la economía doméstica, la real, son lentos, tortuosos y, si me apuran,
hasta con poco interés y de mala gana. Una pena.
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