Juan Torrijos
Periodista
El estado de ánimo del personal no está como para esperar demasiado. Nos
sentimos engañados, estafados, confundidos, ninguneados por unos dirigentes que
han jugado, juegan y seguirán jugando con nosotros. Dicen los políticos que el
nuevo, el que ha nacido, nos traerá cambios positivos. A los políticos hay
que oírlos como a la lluvia. No les ponga mucha fe, se convierte el agua en
granizo y te fastidian la cosecha. Algunos grandes empresarios abundan en esa
opinión, pero ojo, que al final se quedan con todos los beneficios. Los de las
eléctricas, con muchos políticos de uno y otro bando en sus consejos de
administración han estado a punto de darnos una corná y llevarse la femoral.
¿Sólo a punto? Ya verán cómo nos sangran, aunque sea poco a poco. Si no es por
la femoral ya buscarán otra vena para el trasvase. ¿Cómo si no, van a seguir
cobrando y pagando grandes sumas a sus directivos y a los elefantes políticos
que con ellos viven?
El alcalde de Almería y la presidenta de la Junta |
El trece ha sido un año negro para nuestra provincia. El Partido Popular tiró
la toalla en Madrid. El Psoe la tiró en Sevilla. Así nos va a los almerienses.
Rajoy nos deja a dos velas en inversiones. Susana cuando viene por ésta no trae
ni las velas. Y con estos mimbres ¿qué podemos pedir y esperar del catorce? Y
con estos políticos ¿qué se puede esperar del año nuevo? Ay, Mariano, Mariano;
ay, Susana, Susana. Si vosotros sois nuestra esperanza más vale que nos
encomendemos a las alturas, si es que hay algo o alguien en esas con posibilidad
de intervenir en las cosas mundanas. ¿Y si uno no cree en las alturas? Me lo
pone complicado, si tiene usted que confiar sólo en los dirigentes, sean estos
políticos o no, la lleva usted buena. Más le vale ser funcionario, le tocarán la
paga extra pero tendrá la seguridad de un puesto seguro de trabajo.
Si no es así, los sindicatos no los defenderán, los empresarios los
ningunearán y los políticos los tomarán por el pito del sereno. Los señores de
la CEOE ya han dicho que hay que seguir profundizando en la reforma laboral, o
lo que es lo mismo, más precariedad en el trabajo, menos sueldo y más horas a
trabajar en ese catorce que asoma las barbas a lo Rajoy. Y mientras los padres
de la patria ¡Oh, los políticos! se han dado cincuenta y tantos días de
vacaciones pagadas. ¿Cómo nos pueden pedir que creamos en ellos, que confiemos
en ellos?
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